El plan para "salvar" la economía de Schröder recorta las prestaciones al desempleo
El canciller Gerhard Schröder ha abierto hoy la ronda de presentación de su programa de reformas, defendiéndolo ante sus propias filas aunque suponga sacrificar parte del estado del bienestar para salvar la posición económica de Alemania. El viernes se personará en el Parlamento, el Bundestag, donde presentará oficialmente la reforma, muy criticada por los medios de comunicación alemanes desde su gestación. Después, el canciller deberá contar con la ratificación de la oposición conservadora, mayoritaria en la cámara alta, el Bundesrat.
Dentro del paquete de reformas se da por sentenciada la práctica equiparación entre el subsidio a los parados crónicos y el auxilio social, como parte de una reforma laboral orientada a "animar" al desempleado a reincorporarse al mundo laboral, en lugar de estancarse en la zona del desempleo.
Más allá de este capítulo, que ya ha obtenido el acuerdo de los roji-verdes, se estudia la posibilidad de recortar el periodo de plenas prestaciones a los parados, de los actuales 32 meses a 18, o incluso 12, según asegura hoy Die Welt. También se rumorea que incluye un plan de ayuda a la reforma de la vivienda para dinamizar el maltrecho sector de la construcción, de 7.500 millones. Las administraciones locales recibirían una inyección financiera de 2.000 millones para paliar el estado de semibancarrota que ahoga a grandes y pequeños municipios.
Cifras utópicas
En la prensa se han barajado estas semanas cifras que ascienden hasta los 6.000 millones y cuya financiación significaría un nuevo endeudamiento, para un programa especial de inversiones en regiones especialmente afectadas por el desempleo. Tal baile de cifras multimillonarias lleva implícita la pregunta de hasta qué punto pretende en serio Alemania regresar al camino del saneamiento presupuestario, tras rebasar su déficit en 2002 seis décimas el 3% permitido por la UE. Schröder encara la reforma sin los agentes sociales, tras fracasar la reunión entre patronal y sindicatos, de la que el jefe del Gobierno esperaba conseguir la reactivación del denominado Pacto por el Empleo.