Amigos de Greenspan creen 'que está por dejar el cargo'
Lo que más ha llamado la atención en EE UU es que el senador Benning le echara en cara a Greenspan haber estado mucho tiempo en el cargo. 'Algunos dirían que demasiado', afirmó. Es la primera vez que el alumnado se le rebela tanto al maestro y aunque críticos siempre hubo, ahora hablan más alto.
Greenspan llegó a la presidencia de la Reserva Federal en 1987, cuando Ronald Reagan decidió la súbita sustitución de Paul Volcker. El próximo 6 de marzo cumple 77 años y es el presidente de la Reserva de más edad de la historia y, de momento, sólo William McChesney Martin, que estuvo en ese puesto 19 años entre los años 50 y 60, le aventaja en permanencia.
Nick Niskanen, amigo suyo y antiguo consejero de Reagan, ha dicho muy claro a la agencia Bloomberg que las palabras en el Congreso 'indican que está por dejar el puesto'. Nadie ha oído a Greenspan hablar nunca de dimisión, aunque tampoco ha manifestado su disposición a renovar el mandato cuando se acabe en 2004.
Este punto de vista lo comparten, entre otros, el economista jefe de Northern Trust, Paul Kasriel, que interpreta que 'parece que Greenspan no quiere renovar su cargo o ya le han dicho que esto no va a ocurrir'. El analista de Morgan Stanley Byron Wien señalaba en sus previsiones de '10 sorpresas para 2002', hechas a finales de año, que Greenspan se iría.
Uno de los críticos desde el punto de vista académico de Greenspan, el profesor de la universidad de Ohio y ex director de la Reserva de Nueva York Stephen Cecchetti aseguró ayer que las críticas que ha vertido recientemente el presidente de la autoridad monetaria sobre la Casa Blanca no deben ser tomadas más que como una muestra de su consistencia intelectual. 'Greenspan fue honesto con su visión de la política fiscal, él siempre ha creído en un papel relativamente pequeño del Estado y en los peligros de una deuda excesiva'.
Sin embargo, eso no fue lo que hizo cuando en la primavera de 2001, quien es considerado como una de las personas más influyentes del mundo en economía, dio su entusiasta bendición al primer recorte fiscal del presidente Bush. No faltan los que consideran, entre ellos muchos demócratas disgustados, que a Greenspan no le ha temblado la voz esta vez para recuperar la credibilidad que perdió apoyando entonces a Bush, cuando ya había quien avisaba de que no sería difícil que esos recortes acabaran con los superávit del presupuesto.
En este sentido, la crítica de Benning suena algo altisonante porque cuando la Casa Blanca ha necesitado el sello de Greenspan y su simpatía por los recortes de impuestos lo ha utilizado.
Es cierto que tradicionalmente la Reserva Federal no se inmiscuye en temas fiscales, pero no es la primera vez que lo hace. Greenspan rompió la tradición primero con Bill Clinton, ya que a finales de 1992 le dijo que debía reducir el déficit para que él bajara los tipos. El único apoyo republicano que tuvo Clinton en el presupuesto de 1993 fue el de Greenspan. De todas maneras, Clinton quiso dejarle fuera de la lid electoral y, para evitar la politización de su puesto, le renovó en el cargo un año antes de las elecciones. Ahora esta opción puede presentarse otra vez, puesto que las elecciones presidenciales serán en noviembre de 2004.
En Washington se desmiente que se busque sucesor a Greenspan, aunque Dow Jones informó hace meses, sin que se desmintiera, que el director de personal de la Casa Blanca, Clay Johnson, inició una búsqueda informal de candidato por motivo de su edad. Algunos comentaristas no han podido evitar recordar que George Bush padre dijo en 1998 que Greenspan le decepcionó y que fue crucial en su derrota por no bajar los tipos.
Críticas académicas
Independientemente del rifirrafe político, Greenspan ha oído críticas recientemente de la comunidad académica, que tanto le respeta. Cecchetti es uno de los que ha puesto de manifiesto que Greenspan fue lento o no hizo lo suficiente para explotar la burbuja económica de los noventa. 'Creo que tendría que haber subido tipos en mayo de 1997; después todo se fue de las manos y se hizo difícil de controlar' dice este profesor.
No es la primera crítica que le cae a Greenspan por esta cuestión. Según Paul McCulley, de Pacific Investment Management, fue el propio Greenspan, a pesar de su crítica a la 'exuberancia irracional', quien permitió que se inflara la burbuja.
En agosto, Greenspan hizo un discurso en la reunión anual de la Reserva en Wyoming que muchos vieron como un pliego de descargos por esa acusación, diciendo que la entidad no tuvo margen de maniobra para acabar con la especulación.
Dos meses más tarde se volvió a cuestionar su juicio y el consenso que concita cuando en la reunión del Comité de la Reserva de octubre dos de los banqueros apostaron por una bajada de tipos para animar la economía. En aquel momento no se produjo la rebaja, que llegó en noviembre, y se interpretó como una debilidad más de este hombre que busca un consenso que empieza a hacer aguas.