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Subvenciones

Las ayudas tiran del empleo estable

El mercado laboral registró el pasado año un fenómeno algo extraño. Como es habitual en las situaciones de desaceleración económica, los trabajadores con contrato temporal fueron las primeras víctimas y se destruyeron 21.400 empleos eventuales (un 0,5% menos). Sin embargo, la sorpresa llegó al conocerse la importante creación de empleo estable en 2002 pese al panorama de debilidad económica.

No es normal que en un entorno socioeconómico inestable y lleno de incertidumbres el empresario apueste por el empleo fijo, pero el pasado año todo el empleo que se creó en términos netos fue asalariado e indefinido. En concreto, se registraron 357.200 nuevos asalariados con contrato fijo.

A primera vista, los expertos no encuentran un porqué claro a este comportamiento y sólo apuestan por una explicación: las bonificaciones empresariales al empleo estable -y sobre todo las ayudas a la conversión de contratos temporales en fijos- son las que han vuelto a tirar de este tipo de empleo.

Aunque en los últimos años el aumento del empleo estable tuvo su razón de ser en el crecimiento del empleo público, que ha llegado a crecer el triple que el empleo del sector privado, en 2002 esto no fue así. El empleo asalariado estable creció al mismo ritmo del 4% igual en el sector público que en el privado. Si bien, el sector privado destruyó 31.300 empleos temporales y el privado creó 9.900 puestos de trabajo eventuales.

Descartada esta hipótesis, los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo respaldan la teoría que atribuye el crecimiento del empleo fijo al mantenimiento y ampliación de las bonificaciones empresariales.

En 2002 se registraron 539.764 conversiones de contratos temporales en fijos, lo que supuso un destacable aumento del 14% respecto a las 472.600 conversiones registradas.

Los expertos consultados encuentran en el restablecimiento de las bonificaciones a las conversiones, la principal causa que ha llevado a los empresario a hacer más estables sus plantillas.

Así se observa que las bonificaciones al empleo estable -destinadas a la contratación indefinida inicial de mujeres, jóvenes discapacitados y a la conversión de temporales en fijos-, se elevaron en 2002 hasta los 1.830 millones de euros, un 13,3% más que los 1.614 millones recibidos por las empresas en 2001. Este repunte de las bonificaciones empresariales obedece fundamentalmente a los cambios legales de la reforma laboral decretada por el Gobierno en marzo de 2001, sin el apoyo de empresarios y sindicatos. Dicha reforma recuperó las ayudas para las conversiones en empleo fijo (que operaron desde 1997 y 1999) y aumentó las cuantías de estas subvenciones, además de aumentar los colectivos bonificados extendiéndolas a todas las mujeres.

La última reforma

Desde marzo de 2001 se han registrado 1.839.803 contratos indefinidos que se han beneficiado de las medidas previstas en la reforma laboral. De ellos, 954.865 son conversiones de anteriores contratos temporales, y 884.938, contratos iniciales. En cuanto a la duración de su jornada, 1.198.791 son a tiempo completo, y 641.012 a tiempo parcial.

Sin embargo, esta última modalidad contractual, aunque aumenta de forma lenta y progresiva, no termina de despegar pese a estar también subvencionada. Por ello, los analistas empiezan a pensar que el rechazo de los empresarios españoles al empleo a tiempo parcial es una deficiencia estructural del mercado laboral español.

En cualquier caso, el Gobierno lo tiene claro: las bonificaciones funcionan y, mientras las cuentas saneadas de la Seguridad Social se lo permitan, seguirán apostando por este sistema de creación de empleo estable subvencionado, que ya ha calado entre los empresarios españoles.

Desde 1997, cuando empresarios y sindicatos pactaron esta forma de subvencionar la estabilidad en el empleo, el Gobierno ha destinado una media de unos 1.500 millones de euros anuales para estas ayudas, lo que eleva a alrededor de 9.000 millones de euros las cantidades inyectadas a las empresas para rebajar los costes laborales de los colectivos que tradicionalmente estaban vetados en la contratación indefinida.

Aunque estas subvenciones nacieron con ánimo de ser temporales, ahora parece más que difícil acabar con ellas, pese a que los empresarios aseguran que contratarían igualmente sin ellas.

Las reformas que no llegarán esta legislatura

A caballo regalado no le mires el diente. Es lo que parecen opinar los empresarios cuando son preguntados por las bonificaciones al empleo estable.Según su opinión, estas ayudas no son decisivas a la hora de decidir contratar a un trabajador pero 'nunca vienen mal'. Es más, muchos de estos empresarios creen que estas subvenciones son, además de injustas, 'pan para hoy y hambre para mañana'. Injustas porque sólo premian la contratación de nuevos trabajadores o la conversión de temporales en fijos pero discriminan a las empresas que mantienen grandes plantillas estables y que, por tanto, aportan más a la Seguridad Social. Por este motivo, es habitual escuchar a la clase empresarial demandar al Gobierno que en lugar de estas rebajas de cotizaciones coyunturales acometan una rebaja generalizada y estructural de cuotas. En segundo lugar, estas ayudas no son eternas. Duran dos años en el mejor de los casos, con lo que transcurrido este tiempo el trabajador vuelve a encarecerse para el empresario. Pese a este argumento empresarial el Gobierno ha descartado atender a estas peticiones en esta legislatura y ya ha decido mantener su política de bonificaciones puntuales, rechazando de plano una rebaja generalizada de cotizaciones. El Ejecutivo tampoco atenderá esta legislatura las reformas legales que demandan los sindicatos para encarecer el empleo temporal. Según la opinión sindical, un cambio legal de este tipo, que también limitara el abuso de la temporalidad en determinados sectores, es la única vía de frenar el exceso de contratos eventuales.

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