La inquietud se apodera de los proveedores del grupo en España
Las asociaciones de proveedores de la gran distribución en España era ayer un hervidero de rumores. El escándalo contable desvelado por Ahold hizo que muchas de ellas decidieran activar sus alarmas y poner en vigilancia el sistema de pagos de la filial española para prevenir cualquier tipo de contingencia futura en la empresa.
La multinacional ya reconoció hace unos meses las dificultades por las que atravesaba su negocio en España. El pasado mes de noviembre aseguró que los ingreso operativos en su filial española estaban siendo menores que los alcanzados un año antes y lo achacó a que los costes de integración de las diferentes filiales del grupo estaban siendo muy elevados.
La compañía citaba estas dificultades unidas a otras contingencias, principalmente en Latinoamérica y Estados Unidos, para justificar la puesta en marcha a escala global de un plan estratégico de concentración en el negocio tradicional, como fórmula para generar cash flow y reducir significativamente sus niveles de deuda.
De las dificultades que la empresa afronta en España y de la forma en que la multinacional decidió afrontarlas da muestra la sustitución de su principal ejecutivo, José María Vara, al que despidió en septiembre para sustituirle por el holandés Gerard Van Breen. Analistas del sector aseguran que desde entonces la compañía esta inmersa en un duro proceso de reestructuración interno y son los responsables de cada área los que en realidad gestionan la sociedad.
La posibilidad de que con un gigante como Ahold, considerado el sexto grupo de distribución en España, se pueda llegar a una situación similar a la que ha atravesado recientemente el otro gran grupo holandés de distribución, Laurus -hoy grupo El Árbol-, hace que los industriales adopten todo tipo de cautelas al respecto.
Las cifras de la compañía en España hablan por sí solas. En 2001 facturó 1.993 millones de euros e invirtió 120 millones en nuevas aperturas. Ahold controla una red de 563 tiendas y da empleo a un total de 14.000 trabajadores.
La compra más espectacular que realizó en España la llevo a cabo en septiembre del año 2000, cuando adquirió el 100% de la cadena de supermercados Superdiplo mediante una opa. En esta operación, el grupo holandés invirtió 200.000 millones de pesetas (1.202 millones de euros).
La compañía tiene una fortísima presencia en las islas Canarias y Andalucía, donde adquirió el grupo de distribución Cobreros.
La mala suerte de los holandeses
Los grupos holandeses no han tenido demasiada suerte en el mercado español. El antiguo grupo Unigro, que cambió su nombre por el de Laurus, sufrió en sus carnes el año pasado el impacto de la batalla que había mantenido durante los últimos años con el resto del sector por arañar cuota de mercado a los grandes grupos españoles y franceses a través de compras. Su estrategia fue ir comprando cadenas regionales, pero los precios por los que adquiría las empresas se iban disparando a medida que iba creciendo. Los fuertes desembolsos y los escasos resultados que estaba aportando el negocio español llevaron al grupo a tener problemas de tesorería. Los proveedores, a la vista de que la matriz holandesa comenzaba a restringir la financiación a la filial española, empezaron a ser más exigentes a la hora de suministrar la mercancía. En un contexto de crisis, el grupo holandés decidió poner en venta su negocio español que, finalmente, fue adquirido por el fondo de capital riesgo CVC. Esta entidad se hizo con el grupo tras cancelar Laurus la práctica totalidad de la deuda al capitalizar un crédito de 176 millones. La reestructuración que está llevando a cabo CVC supone la venta de gran parte de la cadena (198 tiendas de un total de 700 establecimientos). El principal comprador, aunque todavía no está cerrada la transacción, va a ser la cadena Dia, perteneciente al grupo Carrefour.