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Chile

El consumo privado impulsa la recuperación en Chile

La economía chilena ha mostrado claros signos de recuperación en los últimos meses. Así, el crecimiento del PIB en el cuarto trimestre de 2002 debería situarse en el 3% interanual, frente al 1,8% interanual del trimestre anterior. En esta recuperación cabe destacar el importante rol que ha jugado la demanda interna, que finalmente está reaccionando a los estímulos monetarios realizados en 2002.

Ya en los datos del tercer trimestre de 2002 se pudo observar un crecimiento del consumo privado del 3,8% en términos interanuales, una cifra que se compara muy favorablemente con el incremento del 0,7% registrado por este componente en 2001. La reciente caída de la tasa de paro y el mantenimiento de unos tipos de interés en mínimos históricos (2,75% para el tipo de intervención) permitirán al consuno mantener el vigor de los últimos meses. Adicionalmente, las cifras fiscales publicadas recientemente señalan que la recaudación tributaria de 2002 estuvo por encima de lo esperado, dando margen para hacer política fiscal anticíclica en 2003, todo un lujo para la región.

Así, el crecimiento para este año, a diferencia de lo sucedido en los dos previos, no descansará sólo en el dinamismo de la demanda externa. Esta última, a su vez, podría verse beneficiada, pese al incierto escenario internacional, por la entrada en vigencia de tres acuerdos de libre comercio, con Corea del Sur, EE UU y la UE. Estas tres áreas comerciales representan actualmente el 48% y 39% de las exportaciones e importaciones chilenas, respectivamente. Aunque tampoco es de esperar un boom comercial con estos socios, puesto que los aranceles previos ya eran mínimos.

Los acuerdos podrían, no obstante, tener otros efectos positivos. Por un lado, lograrían desvincular aún más a Chile de la región, tal como sucedió con México cuando se incorporó en el Tratado de Libre Comercio de América Norte (Nafta, en sus siglas en inglés).

De esta forma, la economía chilena, que ya posee un elevado blindaje con respecto a la región, gracias a la fortaleza de sus cuentas externas y públicas, padecería menos las penurias por las que atraviesan sus vecinos. Por otra parte, los acuerdos comerciales también se traducirían en una mayor entrada de inversión directa extranjera, aunque en este caso no es de esperar que ésta se duplique, como fue el caso de México en los años posteriores a la firma del Nafta.

Por el momento, la coyuntura de los vecinos, Argentina y Brasil, y la global, ensombrecida por el alza del precio del crudo y el conflicto en Irak, no ha permitido que los activos financieros chilenos reflejen el mayor dinamismo que expone su economía. Así el peso se acerca progresivamente a sus mínimos históricos de 760 unidades por dólar, alcanzados en octubre del año anterior. No obstante, desde una perspectiva a medio plazo, la divisa chilena, que se encuentra depreciada más de un 20% con respecto a su media histórica, debería beneficiarse de la mejora de las perspectivas de crecimiento de su economía y de la reciente alza del precio del cobre, materia prima que todavía representa cerca del 40% del total de las exportaciones del país.

Los riesgos se mantienen. Nada asegura una recuperación de la economía mundial, de la que Chile es altamente dependiente, ni tampoco que la situación de sus vecinos, Argentina y Brasil, no tome un giro negativo. No obstante, si nos atenemos a la reacción de la demanda interna, Chile está mucho mejor preparado que hace unos meses para beneficiarse de una esperada mejora en las condiciones externas.

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