La crisis de Bolivia se agrava a pesar del acuerdo con la policía
Las tropas del Ejército de Bolivia controlaban ayer el acceso a la plaza de Armas de la capital del país y disparaban gases lacrimógenos y balas de goma para impedir el ingreso de miles de manifestantes que exigen la dimisión del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
La situación en las calles de La Paz era sumamente tensa y los enfrentamientos continuaban, a pesar de que el Gobierno llegó a un acuerdo con la cúpula de la policía en huelga, comprometiéndose a pagar una indemnización de 10.000 dólares a las viudas de los agentes muertos el miércoles en los enfrentamientos con los efectivos militares.
Los policías, junto con trabajadores y estudiantes, protestaban por un impuesto sobre los salarios, decidido por el Gobierno a petición del Fondo Monetario Internacional (FMI) para reducir el déficit fiscal. Tras los disturbios, en los que murieron 19 personas, el presidente dejó sin efecto el impuesto.