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Discrepancias

El Parlamento Europeo rechaza el nuevo sistema de votación propuesto por el BCE

La europarlamentaria alemana Christa Randzio-Plath, presidenta del influyente comité de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, calificó la propuesta de 'peligrosa' y 'contradictoria con el proceso de integración de la política monetaria'. La parlamentaria socialista lamenta el 'énfasis' que la propuesta pone en 'la representación nacional', lo cual pone en peligro la naturaleza federal con la que se concibió el BCE. 'Puede abocar a situaciones en que los gobernadores de los bancos centrales pugnen unos contra otros en detrimento del conjunto de la zona euro', advierte Randzio-Plath. 'Y puede provocar un resurgir del sentimiento nacionalista que es justo el resultado opuesto de lo que queremos en Europa'.

El presidente del BCE, Wim Duisenberg, defenderá en el Parlamento el lunes su iniciativa, pensada para una unión monetaria de hasta 27 miembros (en la actualidad cuenta con 12). Duisenberg ha propuesto un sistema rotatorio de voto, en el que la influencia de cada Estado dependa de su peso económico y de su participación en el capital del banco. Con independencia del número de países que formen parte de la unión monetaria, en el consejo de gobierno nunca se sentarían más de 15 gobernadores.

La decisión final sobre el nuevo modelo corresponde a los primeros ministros de los Quince, pero los dictámenes de la Comisión Europea y del Parlamento influirán en el resultado final. El departamento comunitario de Economía, que dirige el comisario Pedro Solbes, no se pronunciará hasta después de la próxima reunión de los ministros de Finanzas, prevista para el próximo 18 de febrero.

Randzio-Plath aboga por un sistema que conceda mayor relevancia al voto de los seis miembros del comité ejecutivo (en cuyo nombramiento no existe en teoría cuota de participación nacional), 'para reducir la posibilidad de que los gobernadores se vean a sí mismos como representantes nacionales'.

En sus tres años de funcionamiento, el BCE ha adoptado sus decisiones por consenso y sólo excepcionalmente han emergido señales de división entre los miembros del Consejo de Gobierno, a pesar de que países como Alemania han reclamado insistentemente tipos de interés más bajos.

El BCE también se ha negado, en aras de dar una imagen de unidad, a publicar los votos particulares de cada gobernador y ni siquiera acepta indicar el número de votos a favor de una u otra decisión sin decir la nacionalidad de los votantes. Emisores como el Banco de Inglaterra publican esos datos para que los analistas puedan interpretar el sesgo que impera dentro del órgano de decisión.

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