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En enero triunfó la reacción conservadora

El desplazamiento masivo de dinero desde los fondos de riesgo hacia otros más seguros marcó el mes pasado

Los inversores no se han estado quietos en el primer mes del año, mes que ha coincidido también con la entrada en vigor de la nueva Ley del IRPF, en la que se libera de peaje fiscal a todo movimiento que realicen los partícipes entre fondos de inversión, sean de gestoras españolas o entre éstas y un buen número de las extranjeras. En la práctica, los movimientos más frecuentes y que representan la casi totalidad de los realizados se han producido entre fondos más que entre gestoras. La infidelidad parece haber sido muy baja entre los inversores.

No por ello los partícipes de los fondos han permanecido estáticos. Cansados después de tres años de pérdidas interminables y a veces de notable intensidad, y con un inicio de año 2003 que sólo fue prometedor en las dos primeras semanas, los inversores han protagonizado un apreciable movimiento de dinero entre los fondos de mayor nivel de riesgo y los fondos de perfil defensivo. Naturalmente, saliendo de los primeros y tomando posiciones manifiestamente defensivas en los segundos.

Unos 3.000 millones de euros han entrado durante este primer mes del año en los fondos de perfil defensivo, entre los que destacan las entradas en los fondos Fiamm (un tercio del total), las que han ido dirigidas a los fondos de renta fija a corto plazo (otro tercio) y las que han accedido a los nuevos fondos garantizados, que en el mes de enero iniciaron su fase de comercialización agresiva.

Estas entradas, que suponen cerca del 2% del patrimonio total, pueden proceder tanto de dinero colocado en otros fondos como de dinero recién llegado al sector, aunque entre los gestores existe la convicción de que en su mayor parte se trata de dinero reciclado dentro de las propias gestoras. Es decir, transformación de ahorro que estaba invertido en fondos de renta variable hacia fondos con un perfil de riesgo mucho más ajustado a la situación actual de los mercados.

Las previsiones que se manejan en el sector para los próximos meses no son optimistas y el mensaje que se está lanzando a los inversores es bastante menos arriesgado que en otoño del pasado año, cuando se creía próxima la entrada en el ciclo bursátil alcista. Aunque las valoraciones de la renta variable son por lo general atractivas, la elevada incertidumbre política y bélica sitúan las expectativas de recuperación para dentro de tres o cuatro meses, en vísperas del verano, cuando podrían haber quedado despejadas las incertidumbres militares en torno a Irak y algunas de las económicas.

Es poco visible todavía la recuperación de la economía y, además de poco visible, es un asunto de segundo grado cuando se analizan las posibilidades de inversión. En estos primeros meses del año, las ofertas de las gestoras van a estar centradas, básicamente, en los fondos que ofrezcan el menor nivel de riesgo aún a costa de ofrecer bajísimas rentabilidades.

En enero, los fondos más rentables, como colectivo, han sido los de renta fija a largo plazo, con un rendimiento medio del orden del 0,5%. Estos fondos, que ya fueron en el año 2002 los que mejor trayectoria mostraron en el conjunto del año, parecen disponer aún de cierto recorrido alcista en función de las probables modificaciones que las autoridades monetarias realicen con los tipos de interés. Queda pendiente casi con toda seguridad una bajada, que algunos llegan a cifrar en medio punto, en los tipos de interés de la eurozona. La previsión de este recorte de tipos de interés oficiales es la que ha estado presionando a la baja los tipos de interés a largo durante el primer mes del año, lo que ha tenido como repercusión una significativa subida de las valoraciones de los activos de renta fija y, por lo tanto, un aumento de la rentabilidad de los fondos especializados en estos activos. Ha sido, por el momento, la única satisfacción de los inversores.

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