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Celulosa

Ence se aleja de su socio portugués

La nueva fase en la privatización de Portucel puede terminar alejándola de Ence, la empresa española que fue señalada en el pasado como la pareja ideal. La papelera portuguesa busca ahora un socio industrial que le aporte activos o participaciones relevantes y que tome un 25% de su capital. Difícilmente será Ence, que estudiaba acudir a la privatización en minoría, dentro de un consorcio dominado por empresas locales, para vencer posibles recelos políticos.

Fuentes oficiales de la papelera española aseguran que ésta 'sigue interesada en Portucel', pero encuentra que 'el modelo de privatización es demasiado complejo'. La Empresa Nacional de Celulosas, privada desde julio de 2001, encuentra difícil ceder activos propios a la portuguesa, que ya es el doble (en ventas y capitalización) que la española.

Portucel, controlada en un 55,7% por el Estado, hizo estudios sobre una fusión con Ence en 1998. Tres años después tomó un 7% de la española y firmó una alianza estratégica e industrial, definida por el entonces presidente de la SEPI, Pedro Ferreras, como 'el germen de algo que puede llevar a la fusión'.

Portucel ha elevado este año su participación al 8%, pero el presagio de Ferreras no se ha cumplido. Entre otros motivos, porque el Gobierno portugués no está dispuesto a una privatización total de su empresa de celulosas, lo que ha irritado a los inversores privados que aspiraban a tomar su control. El Estado mantendrá un 33% tras la siguiente fase de venta.

Precios por definir

La estrategia de José Luis Méndez, presidente de Ence, para tomar una pequeña participación que afianzara la alianza ha topado con el BOE portugués, que el 15 de enero publicaba un inesperado mecanismo de venta en dos tramos.

En primer lugar se emprenderá una ampliación de capital del 25% mediante un concurso por el que se elegirá un socio que casi obligatoriamente deberá dedicarse a la pasta y el papel. El capital se aportará en especie, en forma de activos industriales, participaciones relevantes en empresas del sector o una combinación de ambos. Otro 15%, procedente del paquete estatal, se repartirá entre inversores institucionales, sin que ninguno supere el 3%.

'No creo que a Ence le resulte interesante a corto plazo una operación así', opina Alberto Aparicio, analista de Eurosafei, quien cree que otros competidores europeos sí podrían aceptar canjes de activos o participaciones.

El hecho de que el Estado mantenga un notable peso en el accionariado ha desanimado a algunos candidatos. Han confirmado su retirada del proceso las finlandesas Stora Enso (la mayor papelera del mundo) y UPM-Kymmene, quienes se lamentaron de la imposibilidad de lograr una participación de control.

El favorito para llevarse el paquete era la alianza entre el poderoso grupo local Sonae y la papelera brasileña Suzano-Bahia Sul, que ya tiene un 29% del capital. Pero este pacto se rompió por sorpresa el mismo día que se publicó el decreto. Suzano afirma que mantiene su interés por Portucel, mientras que Sonae dijo que estudiaría 'todas las alternativas', aunque se quejó airadamente de que la nueva filosofía de la operación 'posterga los intereses de los accionistas privados'.

El decreto-ley de la privatización no deja dudas sobre las precauciones del Gobierno. Por un lado fija como primer requisito el 'mantenimiento de la identidad empresarial de Portucel', lo que excluye de partida una fusión. Por otro, reserva para el Estado una participación que asegure 'una influencia significativa sobre las grandes cuestiones estratégicas'. El desenlace esperará al próximo mes de agosto, cuando la junta de accionistas designará al elegido.

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