El protocolo empresarial opta por la sobriedad
Los grandes eventos empresariales han perdido luz y espacio. La Escuela Internacional de Protocolo, que entrega hoy su V Premio Internacional, considera que prima la sobriedad sobre los fastos
La globalización ha alcanzado también al protocolo empresarial. En las presentaciones de resultados o juntas de accionistas que organizan las grandes compañías de todo el mundo se está imponiendo un sobrio modelo protocolario que opta por espacios no demasiado amplios y un escenario poco iluminado y decorado únicamente con pantallas de televisión.
Ya no existe un 'protocolo empresarial francés, español o anglosajón', comenta el presidente del Grupo Escuela Internacional de Protocolo (EIP), Carlos Fuente. Las multinacionales prefieren la sobriedad, quizá más acorde con unos tiempos en los que las compañías pocas alegrías están dando a sus accionistas.
'Se tiende a naturalizar el protocolo. Ahora en estos actos lo más importante son las personas; ya no vemos grandes escenarios en las juntas de Telefónica o de los grandes bancos', dice Fuente. Pero la trascendencia de estos eventos no ha restado importancia al protocolo, aunque éste sea en la actualidad menos colorido que en años anteriores.
La última ceremonia de los premios Goya es un ejemplo de cómo puede acabar un acto en el que se rompe el protocolo. La reciente visita del presidente de Irán, Mohamed Jatamí, a España fue en sí un acto protocolario en el que una copa de vino de más podía poner en peligro relaciones institucionales entre dos países.
El presidente del Grupo EIP, que considera que el protocolo nació cuando 'se fabricó la segunda silla', recuerda el caso de 'una compañía francesa de perfumes' que perdió un contrato de millones de francos por 'no atender debidamente a un comprador. No le dieron un sitio adecuado en una comida y tampoco le reservaron una plaza de parking, por lo que el empresario decidió romper las negociaciones'.
A pesar de la importancia que ha tomado el protocolo en la empresa española -al incrementarse la salida al exterior de las compañías, al recibir a políticos en sus sedes, al contar con accionistas extranjeros...- la EIP nació hace sólo seis años, en 1996. Desde entonces, las empresas acuden a este grupo para contratar a alumnos en prácticas en sus eventos. La EIP cuenta con 1.000 alumnos -que pagan una cuota mensual de 180,3 euros- repartidos en siete escuelas en España y otras dos asociadas en Budapest (Hungría) y Buenos Aires (Argentina). Hoy entrega su V Premio Internacional de Protocolo, que recibirá la Unidad de Apoyo del Comité Organizador de la Presidencia Española de la UE en 2002.
Un consejo desde la EIP. No pongan gambas en sus actos de empresa. A no ser que se presenten peladas.