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Antonio González-Adalid

'Es mejor que Enagás compre las plantas de regasificación de España'

Antonio González-Adalid ha vivido desde la presidencia de Enagás, empresa propietaria de las actuales redes y plantas de regasificación, una etapa importante de la compañía, con la reducción de la presencia de Gas Natural en su capital y la salida a Bolsa. Ahora los retos son otros, y más relacionados con el incremento del consumo, los problemas de acceso a sus redes y la apertura de esta actividad a otros operadores.

Pregunta. ¿Cómo cree que influirá en un negocio complejo como es el transporte de gas la entrada de nuevas plantas de regasificación que son propiedad de otras compañías?

Respuesta. A medio plazo tiene más sentido que el sistema de transporte de gas en España esté gestionado por una sola empresa, al igual que ocurre en la electricidad. Y esa fórmula es buena porque la red se optimiza y se consiguen beneficios con las economías de escala. También sería mejor para las compañías que ahora construyen plantas de regasificación: si Enagás participase en todos los proyectos del sistema de transporte en España, contarían con un servicio sin tener que invertir en un negocio que no es el suyo.

La compañía mantiene su objetivo de destinar el 50% de sus beneficios de cada ejercicio al pago de dividendos

¿Cuál es la dificultad? Creo que las eléctricas y otras empresas que entran en la actividad de gas tienen sus propios proyectos de desarrollo de infraestructuras, ya que no confían en Enagás. Nuestro trabajo, en este caso, es conseguir cambiar esa situación y eso va a llevar tiempo. Pero cuando tengan toda la capacidad que necesiten, podremos negociar nuestra entrada en las plantas o directamente comprarlas: el sistema sería más eficiente si todas fuesen del mismo propietario.

P. ¿Qué puede aportar la nueva normativa gasística para que todos los operadores tengan acceso a la red?

R. La normativa anterior definía un criterio para distribuir la capacidad de las instalaciones de Enagás que era cronológico. Lo que no hacía, de ninguna forma, era garantizar la firmeza de esos compromisos al no exigirse ni garantías ni fianzas. Y el problema es que se ha reservado capacidad en exceso, en parte porque las empresas han infravalorado las dificultades de construcción de ciclos combinados. Además, las comercializadoras, si se analizan sus objetivos, todas pretenden tener el 20% del mercado español, con lo que la suma sale más de 140%. Por tanto, si los operadores reservan capacidad con esas hipótesis, por definición se está haciendo por encima de la realidad.

Por el contrario, la nueva normativa del 27 de diciembre establece que, a partir de ahora, todas las empresas que quieran reservar capacidad tendrán que presentar una fianza por los costes del servicio; además, si a los seis meses no la ha utilizado, pierde la fianza y la reserva. Por ejemplo, para un ciclo combinado de 400 megavatios, por tanto de los pequeños, la fianza puede oscilar entre los seis y siete millones de euros. La ley también da a partir de ahora al gestor del sistema el derecho a que, cuando alguien le solicite capacidad y antes de decir que no puede dársela, si considera que alguna reservada no se va a utilizar, pueda hacer uso de ella.

Además fija un periodo transitorio de tres meses, que acaba el 31 de marzo, que obliga a todos nuestros clientes a revisar las capacidades que tienen reservadas. De esa revisión surgirá capacidad disponible para el sistema. Y el decreto señala también cómo puede ser adjudicada, dando preferencia, entre otros aspectos, a los que ya tiene clientes y a los que no tienen otras vías de entrada.

P. ¿Estima que va a quedar excedente una elevada capacidad de transporte?

R. Ahora abrimos un proceso de revisión de los contratos. El 30 de abril, un mes después del plazo, todos los operadores tienen que poner una fianza, incluso con efecto retroactivo, sobre las nuevas cantidades asignadas. No sabemos qué capacidad quedará libre, pero creo que va a ser más significativa la renuncia en la reservada para ciclos combinados que retrasan su construcción. Y sí creemos que la que quede va a ser suficiente como para atender a toda la demanda.

P. El efecto retroactivo podría ser recurrido por las eléctricas...

R. No sé qué posibilidades pueden tener; la norma ha pasado por el Consejo de Estado y la Comisión Nacional de la Energía (CNE).

P. ¿Y qué va a suponer para Enagás?

R. De alguna forma clarifica nuestra posición y nuestra función. Nosotros lo que queremos es vender servicios, pero cuando un cliente viene a comprarnos, a veces le tenemos que decir que no. Esa desairada posición, que además conlleva denuncias ante la CNE, desaparece.

P. ¿Pero con esas medidas, de alguna forma, el decreto no incentiva la inversión en plantas de regasificación u otras infraestructuras?

R. Cuando se está distribuyendo una capacidad que resulta escasa, parece razonable que se tenga en cuenta toda la que se tiene reservada en el conjunto del sistema. Si ya tiene el problema resuelto, no tiene sentido intentárselo resolver por otro sitio, y más cuando la capacidad global está todavía muy ajustada.

P. ¿Tiene derecho Gaz de France, con la nueva normativa energética francesa, a acceder a las redes gasísticas españolas? ¿E influiría un posible nuevo veto en la ampliación de la interconexión de España con Europa a través de Francia?

R. Es algo que excede de la capacidad de Enagás. En su momento, cuando nos pidieron acceso, se nos plantearon dudas y pedimos su opinión a la CNE, que confirmó lo que nosotros pensábamos, que era necesaria la reciprociad para dar paso al grupo francés. Ahora actuaremos igual.

No obstante, creo que Gaz de France, si no es ahora, en un momento próximo en el tiempo podrá operar en España. Francia está en fase de liberalizar su mercado, aunque sea más lento que en otros países. Y se le reconocerá el derecho a entrar, por lo que no afectará a la conexión con Francia que se plantea a medio plazo.

P. ¿Cómo va a cambiar la estructura financiera de Enagás por el plan de inversiones?

R. No ha cambiado todavía, pero lo hará. El plan de inversiones está saliendo de la primera fase, más caracterizada por los esfuerzos para conseguir los permisos y pone en marcha las ingenierías. En el pasado año invertimos 30 millones de euros por trimestre, aunque el ritmo se cambió en los últimos tres meses con una cifra de 100 millones. Para 2003, lo razonable es que estemos en una inversión entre 100 y 150 millones por trimestre, por lo que aumentaremos la deuda, pero de acuerdo con el programa previsto. Y lo que mantendremos es el compromiso de destinar a dividendos el 50% de los resultados.

'El nuevo gasoducto con Argelia puede obligar a revisar otros proyectos'

La construcción del nuevo gasoducto España-Argelia, en el que no participa Enagás, puede trastocar, según González-Adalid, la actual planificación gasística. 'Desde el punto de vista técnico, creemos que el proyecto puede ser viable, aunque no conozcamos los detalles'. Pero el gasoducto hay que analizarlo, a su juicio, bajo otras perspectivas. 'El proyecto Medgaz está contemplado en la planificación energética, de forma que deje en España un porcentaje pequeño, unos 2 bcm (miles de millones de metros cúbicos), del total que transporte. Y es que se considera una infraestructura internacional: para llevar gas de Argelia a Europa'.'Si sólo se deja aquí un 25%, no hay nada que decir. Pero si la realidad es distinta, si se pretende que sea una fuente alternativa de suministro en España, dejando cantidades importantes, habría que revisar los otros proyectos de entrada al sistema', añade. 'Entonces', subraya, 'tendríamos exceso de capacidad. Probablemente, algunas de las nuevas plantas o la ampliación de las nuestras podrían no tener sentido, y afectaría básicamente a los proyectos del Mediterráneo'. Y también considera que ese proyecto sólo será compatible con la norma de no depender en suministro de hidrocarburos más del 60% de un solo país en caso de que únicamente deje en España el 25% del gas. 'De lo contrario, habría que reducir el gas que se transporta licuado'. 'Este proyecto', agrega, 'puede ser importante a la hora de analizar la planificación, ya que hay que evitar exceso de capacidad, que pagan todos los usuarios'. Otro tema que se plantea como novedad a Enagás es garantizar la independencia de sus dos funciones: gestor técnico del sistema y transportista. 'En eso estamos. Cuando se revisó el organigrama de la empresa el pasado septiembre se creó una estructura diferenciada, que no se mezcla con el resto de la compañía'. 'Avanzamos en esa dirección', añade, 'y aunque la información de estas actividades en parte es pública, la competencia puede sentirse más cómoda si sabe que esos datos no van a pasar a Enagás en su faceta de transportista'.

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