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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las incógnitas de la guerra

El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, presentó ayer ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas lo que considera como pruebas irrefutables de que Irak sigue ocultando armas de destrucción masiva y, por tanto, viola las exigencias impuestas por la resolución de la ONU. Valorar la solidez de las pruebas presentadas por Estados Unidos es algo que compete a los expertos y a los estrategas políticos y militares. No resulta fácil establecer una sentencia inmediata. Pero los primeros indicios apuntan a que Francia, Rusia y China aún no están plenamente convencidas de la inevitabilidad de una guerra. Sin embargo, los mercados, que llevaban semanas lastrados por la incertidumbre que rodea a esta crisis, no esperaron a que los estrategas hagan sus cábalas y apostaron decididamente a favor que habrá guerra en Irak. Al menos en Europa, donde desde el principio de la crisis más se ha dudado de la conveniencia o no del conflicto.

Las palabras de Powell impulsaron momentáneamente al dólar y a las Bolsas europeas. El oro, tradicional valor refugio en momentos de incertidumbre, cedió parte del terreno ganado en las últimas semanas. Y el petróleo se mantuvo relativamente estable durante toda la mañana. Sin embargo, el nerviosismo volvió a inundar las salas de negociación cuando afloraron las reticencias de algunos miembros del Consejo de Seguridad y el barril de crudo volvió a superar anoche la barrera de los 31 dólares.

Los analistas creen que, ocurra lo que ocurra en el Consejo de Seguridad, la puesta en escena de Powell confirma la determinación de EE UU a lanzar un ataque militar contra Irak. Sólo o en compañía de otros. Sin embargo, quedan por dirimir el momento, el alcance y la duración de la ofensiva. Tres factores que serán determinantes para los mercados y las economías de todo el mundo, en un momento en el que EE UU apenas empieza a repuntar, Japón lleva más de una década sin levantar cabeza y Alemania, tradicional motor de crecimiento europeo, se acerca peligrosamente a una segunda recesión.

Que se despeje la incógnita de la guerra no significa, pues, que se aleje definitivamente la sombra que oscurece el panorama económico y financiero global. De ahí que todos los Gobiernos, incluido el español, barajen en estos momentos distintos escenarios macroeconómicos para los próximos meses. El más optimista apuesta por una guerra corta y exitosa. El más negativo incluye un conflicto bélico enquistado y un barril de crudo a más de 70 dólares. Nadie, ni siquiera Powell, puede ofrecer garantías de que el primero de los escenarios se cumplirá. Con lo cual es más que probable que las Bolsas, las divisas y las materias primas sigan bailando al ritmo de los acontecimientos. Y que la intervención de ayer del secretario de Estado norteamericano haya servido para transmitir con más rotundidad si cabe la decisión de lanzar un ataque, pero los mercados financieros siguen al pairo.

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