Soros pierde 180 millones de dólares en la quiebra del 'hedge fund' japonés Eifuku
En 1992 un ciudadano estadounidense de origen húngaro llamado George Soros echó un pulso al Banco de Inglaterra y lo ganó. Apostó todo el dinero que tenía, y también el que no tenía, a que la libra esterlina abandonaría el sistema monetario europeo. El Reino Unido no pudo contener las ventas masivas de libras efectuadas por Soros y otros especuladores, y terminó por devaluar la divisa. Abandonó el SME. El especulador ganó.
Pero Soros no siempre acierta. Este enero ha perdido 180 millones de dólares en el colapso del fondo de alto riesgo japonés Eifuku, según The Wall Street Journal. Eifuku perdió todo su patrimonio en siete sesiones de Bolsa. Su gestor, John Koonmen, se equivocó con sus apuestas: fallidas, arriesgadas y hechas a crédito.
Koonmen, antiguo gestor de hedge funds de Lehman Brothers en Tokio, dejó el banco cuando éste adoptó un perfil menos especulativo. Cuando pasó a gestionar un nuevo fondo de alto riesgo, eligió la palabra japonesa Eifuku, que significa 'suerte eterna'. En 2001 el fondo rentó un 18% y en 2002 hasta un 76%.
La toma de posiciones agresivas en mercados de derivados, utilizando dinero prestado, provocaba fortísimas pérdidas y no menores ganancias en el patrimonio de Eifuku. Al cierre de año el riesgo compensaba, al igual que ocurría con los fondos que gestionaba en Lehman, tal y como recoge The Wall Street Journal citando a ejecutivos del banco.
Según este mismo diario, Soros invirtió una importante cantidad de dinero en Eifuku en 2000. La misma decisión tomaron los directivos de distintas compañías de Wall Street y los gestores de algunos hedge funds. Koonmen tenía buenos clientes.
En el arranque de 2003 la suerte le dio la espalda. Sus arriesgadas apuestas le hicieron perder el 98% del patrimonio en apenas siete sesiones de Bolsa. Fue entre el 6 y el 15 de enero cuando los japoneses celebraban el Año Nuevo. Tomó posiciones por un importe superior a los 1.000 millones de dólares, varias veces el patrimonio del fondo. Lo hizo con dinero prestado de entidades de Wall Street. Pero eran días semifestivos y los gestores habían cerrado sus posiciones. Koonmen estaba solo en el mercado y demasiado expuesto a una Bolsa sin movimiento.
Empezó a correr el rumor de que se había equivocado y de que Eifuku iba a quebrar. Los bancos pidieron la devolución de los préstamos y Koonmen tuvo que deshacer sus posiciones. Efectivamente, las apuestas resultaron fallidas y ni siquiera podía mantenerlas porque tenía que devolver los préstamos. Liquidó el fondo. Eifuku había quebrado en siete días.
Koonmen probablemente envidie las gestas de Soros. Y forme parte del coro de voces que sostiene que la especulación de Soros hace más bien por el mundo que las multimillonarias donaciones benéficas que ordena desde su faceta de filántropo. Pero ¿es Koonmen el malo de la película y Soros el bueno? ¿O simplemente el alumno no supo emular al maestro?
La SEC aprieta las tuercas a una industria muy opaca
Hedge fund significa en inglés fondo de cobertura. La etimología alude a un producto de inversión en el que se utilizan mecanismos de cobertura para proteger la inversión y hacer que ésta sea independiente de la evolución de los mercados. Pero la etimología hace trampas, pues lo que el mercado entiende por hedge fund es el producto financiero más arriesgado y menos cubierto del mundo.En lugar de invertir el dinero a medio o largo plazo, el hedge fund pide prestadas grandes cantidades de capital para apostar a muy corto plazo. Horas, días o, como mucho, un par de semanas. Toman posiciones muy agresivas y con mucho capital, de modo que los aciertos en las apuestas resultan muy rentables. Pero los quebrantos son equivalentes. Las decisiones de inversión son de carácter exclusivamente especulativo, es decir, no tienen nada que ver con la realidad económica y se toman de manera opaca. Muchos hedge funds están domiciliados en paraísos fiscales como las islas Caimán. En ocasiones el gestor de un hedge fund ha muerto en accidente de tráfico y los ahorradores no han recuperado el dinero porque nadie sabe dónde está. El regulador bursátil de EE UU, la SEC, ha decidido apretar las tuercas a estos productos de inversión, que suman un patrimonio de medio billón de dólares. Inició en mayo una revisión para la identificación de irregularidades en el mercado de hedge funds tras varios casos de fraude de gran alcance, como el de Michael Berger, que ocultó pérdidas a los inversores durante cuatro años. Las autoridades también han mostrado su preocupación ante posibles conflictos de interés entre gestores de fondos que administran tanto fondos de inversión como fondos de cobertura, y cómo se promocionan estos fondos a inversores individuales. Los reguladores están estudiando todas las posibilidades, desde no intervenir en esta industria hasta aumentar los requisitos de patrimonio para posibles inversores y exigir unos requisitos de información más detallados.