La morosidad comercial de las empresas españolas aumentó un 50%
Aunque con menor intensidad que otros países europeos, también en España los efectos de la desaceleración económica internacional han disparado la siniestralidad en las operaciones comerciales, que durante el año 2002 alcanzaron su nivel más alto desde 1996.
Este deterioro, avanzado ya por las principales aseguradoras de crédito a la exportación al término del primer semestre, aparece ahora concretado y definido en el informe anual de riesgo-país del grupo Coface, uno de los dos líderes mundiales del sector, que estima en un 50% el aumento del índice de la morosidad comercial por quiebras e impagos en España en el último ejercicio, hasta situarse en la media mundial, tras registrar un mejor comportamiento en los años anteriores.
El informe de Coface, presentado el pasado martes en París durante la conferencia anual de la aseguradora, destaca en su análisis sobre España que 'la fuerte ralentización' de la actividad en 2002, cuyo origen atribuye a la caída de la exportación, 'ha afectado la rentabilidad de las empresas, acostumbradas a altos crecimientos en sus cifras de negocio', mientras que los bancos 'han elevado las exigencias en la concesión de créditos'.
Ambas circunstancias han propiciado un 'aumento de la magnitud y frecuencia de los incidentes de pagos' que han afectado especialmente a las empresas de textil y confección, aunque también se han detectado problemas puntuales en otros sectores, como química y farmacia, perfumería, mueble, embalaje y material eléctrico.
Respecto al año 2003, las previsiones para España de Coface apuntan 'un moderado crecimiento de la actividad por la favorable evolución de todos los componentes de la demanda'.
'El consumo debería beneficiarse de una mejora en el empleo y de la rebaja del impuesto sobre la renta', añade el informe, que espera también un repunte de la inversión en infraestructuras, 'beneficiadas por las ayudas financieras de la UE', compensando así 'una posible caída de la construcción en el sector de la vivienda'.
Matizan, sin embargo, los analistas de Coface que esta ligera recuperación está fuertemente condicionada por las incertidumbres sobre el crecimiento de las economías de Estados Unidos y la UE, pero también por dos amenazas internas, como son 'el paro y las tensiones inflacionistas'.
Al margen de estos dos desequilibrios, Coface advierte también de factores como la rigidez de la legislación laboral, la insuficiencia del gasto en investigación y una débil productividad, que 'unidos al aumento de los costes de producción, van a impulsar las deslocalizaciones'.
Un año de transición e incertidumbres
Para el conjunto de la economía mundial los analistas de Coface califican el año 2003 como 'de transición', y condicionan la evolución económica a la desaparición de las incertidumbres políticas, especialmente las derivadas de un ataque a Irak. Si estas incógnitas se despejan rápidamente, 'existen las condiciones suficientes para favorecer una recuperación'.Por áreas geográficas, destacan cómo la reactivación en EE UU se retrasa, mientras que en la UE la esperada recuperación 'será moderada en razón de los escasos márgenes de maniobra presupuestaria y de la importancia de los problemas estructurales de la economía alemana'. América Latina continuará afectada por la desconfianza de los inversores, mientras que las perspectivas más favorables aparecen en Asia y Europa del Este.