El aceite de oliva andaluz busca sitio en EE UU
Los antiguos romanos importaban aceite de oliva español a granel en tiempos del imperio. Hay restos de ánforas milenarias en las colinas de Roma que así lo atestiguan. Y hay cosas que no cambian. A día de hoy se sigue vendiendo aceite a granel a Italia, más del 50% del que se exporta, y los embotelladores venden en todo el mundo el llamado oro líquido con marca made in Italy.
En EE UU es difícil encontrar otro aceite de oliva que no sea italiano, país que domina el 73% de la cuota de aceite de oliva que se vende en el país. España controla apenas el 14,5% de este mercado en expansión, seguida de Turquía, con el 5,8%. Hacer sombra a los italianos, que tienen inacabables cadenas de restaurantes y una presencia internacional de 40 años de ventaja a España, es tarea difícil. En 2001, las exportaciones de España a EE UU fueron de 55 millones de euros y hasta septiembre de 2002 se llegaron a los 66 millones. De esta cantidad, Andalucía controla el 67%. El total de las exportaciones globales de aceite de oliva español fue en 2002 de 1.125 millones de euros.
La Junta de Andalucía y empresarios de la región se han planteado una campaña de promoción que va a durar dos años y que empezó el miércoles por la noche con una fiesta en el Museo de Historia Natural de Nueva York. La campaña, que se centrará en Florida en su primer año, costará un millón de dólares que pagan la Junta, por un lado, y 13 empresas del sector, como grupo Sos y Vigas (con las marcas La Masía e Ybarra), entre otras.
Se esperaba como maestro de ceremonias al actor malagueño Antonio Banderas, quien ensaya un musical para Broadway basado en una obra de Fellini. Finalmente, no apareció para arropar al presidente de la Junta de Andalucía y a la consejera de Economía y Hacienda, Magdalena Álvarez, entre otras personalidades. Los que no faltaron fueron los cocineros de ocho restaurantes andaluces y americanos que elaboraron exquisiteces con el aceite traído de España. A la mayoría de los asistentes, sobre todo españoles, le faltó el pan para apurar las bandejas.