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UE

Solbes alerta sobre el aumento del déficit público en Gran Bretaña

La Comisión Europea extremó ayer el tacto en su evaluación del programa de convergencia británico, pero las medidas palabras del análisis no impidieron que Londres se percatara de la alerta que cunde en Bruselas sobre su previsto aumento del déficit público (hasta el 2,2% en 2004).

El Gobierno de Tony Blair acusó a la Comisión de interpretar de modo 'inflexible' el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que desde 1997 fija el 3% del PIB como límite del déficit público. Una rabieta que obedece más bien a las complicaciones que la reprimenda comunitaria puede añadir a su promesa de convocar un referéndum para la adhesión al euro. 'No es la primera vez que tenemos un enfrentamiento y no será la última', encajó las críticas el comisario europeo de Economía, Pedro Solbes. 'Intentamos presentar nuestra evaluación en base a datos objetivos'.

El programa de convergencia británico, que debe presentar anualmente mientras permanezca fuera de la unión monetaria, prevé que el déficit en términos cíclicamente ajustados se multiplicará por ocho entre 2002 y 2006, pasando del 0,2% al 1,6%. La Comisión reconoce que Gran Bretaña puede permitirse una 'pequeña' desviación en el proceso de consolidación fiscal, gracias a su bajo nivel de deuda pública (38,2%) y a la estructura de su sistema de pensiones, basado en gran parte en las contribuciones a planes privados.

Pero Bruselas considera que la 'relativamente alta' previsión de déficit para el periodo 2003-2004, cuando el Gobierno británico espera que se sitúe en el 2,2%, amenaza con derrapar por encima del nivel permitido por el Pacto de Estabilidad. Máxime porque el ministro de Economía, Gordon Brown, basa sus cálculos de déficit en unas expectativas de crecimiento del PIB del 2,75% en 2004, un objetivo que Bruselas considera demasiado optimista.

SME II

La Comisión ha evitado, sin embargo, atacar duramente los planes presupuestarios de Brown, entre otras cosas porque reconoce que el déficit obedece en parte a un 'saludable' aumento de la inversión pública que desde los tiempos de Margaret Thatcher se encontraba entre las más bajas de la UE.

Bruselas se apresta además para otra batalla con Londres, en torno a la exigencia de que la libra esterlina supere la purga del sistema europeo de tipos de cambio (SME II) antes de incorporarse al euro. Blair intenta esquivar esa condición inexpugnable.

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