Un fondo de alto riesgo japonés pierde el 98% de su patrimonio en siete días
El fondo Eifuku Master Fund toma su nombre de la palabra nipona que significa 'suerte eterna'. En 2002 el fondo hizo honor a su nombre, con una rentabilidad del 76%. Pero a costa de una política de inversión suicida. En siete sesiones de Bolsa, entre el 6 y el 15 de enero, el fondo perdió el 98% de su patrimonio. La gestora propietaria, Eifuku Investment, liquidó el fondo. Quedaban 80 millones de dólares en activos y otros 117 en posiciones cortas, es decir, compromisos futuros de venta de activos.
'Las cosas se pusieron mal desde el principio en 2003', afirmaba John Koonmen, gestor de Eifuku, en una carta a los inversores, 'pérdidas sustanciales sufridas en el mercado han consumido prácticamente todo el capital'. En realidad, y según The Wall Street Journal, lo que consumió el fondo fue la actuación de Koonmen, que pidió préstamos a distintas firmas de valores por tres veces el patrimonio propio.
Con este capital, el fondo hizo tres operaciones tan millonarias como arriesgadas. Según el diario estadounidense, Koonmen apostó (no se le puede llamar invertir) 1.000 millones de dólares en una posición bajista sobre la empresa de móviles NTT Docomo y otra alcista sobre su matriz, NTT. El fondo también arriesgó capital de forma masiva apostando por subidas en las acciones de Sega y varios bancos. Koonmen, de todas maneras, no nombra estas compañías en su carta a los inversores.
Las apuestas salieron mal. Cuando los prestamistas empezaron a ver que las inversiones no marchaban, pidieron que les devolviesen el dinero. Pero no había nada que devolver. Y el fondo tuvo que ser liquidado.
Esta forma de operar es clásica entre los fondos de alto riesgo o hedge funds. Para obtener rendimientos por encima del resto del mercado, los gestores no sólo invierten el patrimonio, sino que también apuestan a crédito, con dinero que no es suyo. Los plazos de inversión son extremadamente cortos.
La inestabilidad de los mercados ha hecho que algunos hedge funds hayan sido los más rentables de 2002. Algunos fondos que invierten a través de lo que se llaman posiciones cortas, es decir, apostando por caídas de la Bolsa, duplicaron su valor el año pasado. Pero el alto riesgo en el que incurren los gestores provoca frecuentes quiebras.
En agosto de 1998 el impago de la deuda externa rusa provocó el colapso del Long Term Capital Management (LTCM), en cuya gestión participaban varios premios Nobel. La Reserva Federal de Estados Unidos tuvo que organizar un paquete de ayuda para evitar la quiebra, que habría provocado un colapso financiero en Wall Street al salpicar a toda la gran banca de inversión. Aquel escándalo provocó profundas pérdidas en los mercados. La semana pasada los rumores sobre la quiebra de un fondo ya provocaron la semana pasada caídas del Nikkei.
En España no se pueden comercializar este tipo de fondos de inversión, pues no pueden estar registrados en la CNMV. La banca privada puede hacerlo entre grandes fortunas, pero no de manera activa.