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Tribuna
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La caída de los seguros en las Bolsas

Ignacio Guzmán Acha y José Manuel Jiménez Mena

La debilidad de la economía americana, los escándalos contables, el posible conflicto con Irak, el hundimiento de las empresas tecnológicas y el temor a que Brasil siga los pasos de Argentina tras la incertidumbre electoral son, entre otros, los ingredientes de un cóctel explosivo que está provocando que nos encontremos en el peor ejercicio de la historia de las Bolsas europeas y uno de los periodos más nefastos en la renta variable americana.

Este negativo comportamiento de los mercados está provocando dos tipos de perjuicios al sector asegurador: la pérdida del valor de la cartera de inversiones de las compañías y la disminución de las ventas de productos ligados a Bolsa, en especial, los seguros de vida, unit-linked e index-linked que, durante los últimos años, han sido de los motores de crecimiento del sector.

En cuanto a la pérdida de valor de la cartera de inversiones, podemos señalar que la disminución de valor de los activos puede afectar tanto a las inversiones en Bolsa como a las de renta fija privada, cuya calidad crediticia puede deteriorarse en un entorno de debilidad económica como el actual, lo que provoca una ampliación de su diferencial de rentabilidad respecto a la deuda pública y, por consiguiente, una disminución de sus precios. Este efecto puede obligar a las aseguradoras a constituir provisiones por depreciación.

Sin embargo, la situación en España es diferente a la del resto de Europa, ya que la inversión en renta variable representa tan sólo un 7,1% del total de la cartera, frente a una media del 27% del área euro o un 38,4% de la Unión Europea.

En cuanto a la renta fija, las carteras de las compañías españolas gozan de un mayor nivel de rating, como reflejo de una gestión cuya máxima es la seguridad, por lo que el deterioro de los mismos es mínimo.

Por lo que respecta a la disminución de las ventas de productos ligados a los mercados bursátiles, si bien se ha producido un estancamiento de la facturación del sector en 2002, se ha visto compensado con un espectacular crecimiento de los seguros de vida con rentabilidad asegurada y con el crecimiento del negocio de no vida (+13%). Otro dato significativo es el importante crecimiento de la facturación del negocio de vida, que sube un 17% en 2002, hasta los 27.000 millones de euros.

Teniendo en cuenta todos estos datos y dado el actual escenario de inestabilidad e incertidumbre que atraviesan los mercados financieros en todo el mundo, quizá más que nunca, los seguros de vida se configuran como la mejor alternativa para canalizar ahorros porque ofrecen una combinación de seguridad, liquidez, rentabilidad, flexibilidad y fiscalidad superior a cualquier otro instrumento de inversión.

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