Examen a las minorías
H ace unos años, la Universidad de Michigan negó la entrada a tres estudiantes con mejores cualificaciones que otros tres que ocuparon sus lugares. Los que quedaron fuera, blancos, no se conformaron con la decisión que favorecía a alumnos de minorías raciales y han llegado al Tribunal Supremo. Ahora la Corte debe entender de un caso complejo en una sociedad diversa racialmente y que ha orquestado métodos para que esa diversidad se mantenga en universidades que como la de Michigan que da 20 puntos sobre 150 a los estudiantes de razas minoritarias.
Para los estudiantes que quedaron fuera, las preferencias basadas en cuestiones raciales son inconstitucionales y su uso por las universidades no justifica el objetivo de promover campuses diversos étnicamente. Y mientras se abre el sumario, en un raro gesto político, el presidente del país habló. No estaba obligado a dar al Tribunal ninguna opinión, y sin embargo, George Bush, en un discurso desapasionado pidió a alto Tribunal declarar inconstitucional el programa de admisión de esta Universidad.
El presidente había estado asesorado no sólo por sus tradicionales consejeros, Karl Rove, el de la Casa Blanca, Al Gonzales y miembros del departamento de justicia, sino también por la consejera de seguridad nacional Condoleezza Rice, una de las afro americanas que más alto ha llegado en el organigrama del poder de Washington. Entre los consejeros no ha habido unanimidad en esta cuestión electoralmente peliaguda y de ahí que el presidente hiciera conocer su posición de una manera ambigua y palabras medidas. Bush se refirió al sistema de 'cuotas' de la Universidad, una palabra políticamente incorrecta, sin embargo, nunca llegó a mencionar que cuestión de la raza era inaceptable y no pidió a los jueces que acabaran con la sentencia de 1978 California versus Bakke, una decisión que sentó un precedente por el que se ha permitido que la raza sea un factor a favor del estudiante perteneciente a minorías.
Bush aboga por un sistema como el que él instaló en Tejas, en el que se permite la entrada a la Universidad a todos los estudiantes que acaben en sus institutos entre el 10% de los mejores. Hasta ahora los resultados no son muy satisfactorios según las estadísticas y se critica que el sistema iguala a todos los institutos de nivel.
Los analistas políticos han declarado que esta posición en la que Bush es como si hubiera denunciado el aborto sin pedir al Tribunal que acabara con la sentencia que le da cobertura legal (Roe versus Wade). Sin embargo nadie se sorprende de su decisión tras haber tomado partido en Tejas o la que ha patrocina en Florida su hermano Jeb que ha admitido que la diversidad en la educación universitaria nunca puede ser un objetivo tan importante como para justificar criterios racistas positivos.
No se puede olvidar que el país está en una temprana precampaña y Bush ha querido poner en práctica otra de las enseñanzas de su padre: ni se puede ignorar a la base más conservadora del partido, algo que ha hecho mandando este mensaje, ni se puede poner entre la espada y la pared al Tribunal Supremo. Su padre lo hizo pidiendo la invalidación de la sentencia Roe versus Wade. Con esta postura Bush gana el voto de más republicanos pero pierde estatura entre unas minorías a las que nunca ha entusiasmado y a las que el partido republicano no infunde confianza. En los cálculos del presidente debe haber más conservadores de los que le suelen votar.