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Visita

El primer ministro francés acude a las playas manchadas por la marea negra

El primer ministro francés, Jean Pierre Raffarin, se trasladó ayer a primera hora de la tarde a las zonas afectadas por el vertido del Prestige, atendiendo así la petición realizada por la mañana del presidente de la República, Jacques Chirac, de ponerse al frente de las tareas de limpieza.

'Estoy aquí para compartir con vosotros mi enfado', dijo Raffarin a un grupo de pescadores en su visita a Lège-Cap-Ferret, un pueblo al oeste del país donde se divisan cientos de manchas de petróleo. Las autoridades galas temen que el grueso de las manchas de fuel llegue a la costa en los próximos días.

Antes de partir a las zonas contaminadas, el primer ministro francés había presidido un consejo interministerial para hacer frente a la catástrofe, que aprobó una ayuda de 50 millones de euros.

Chirac culpó a 'los empresarios deshonestos' de la 'catástrofe ecológica' provocada por el vertido del Prestige.

Contaminación evitable

Stewart Wade, portavoz de ABS, empresa encargada de certificar la seguridad del Prestige, afirmó ayer a la Cadena SER que el hundimiento del petrolero podía haberse evitado. 'La contaminación que ha afectado entre 400 y 500 kilómetros de la costa no habría ocurrido nunca si el barco se hubiese llevado a una zona protegida después de que el vertido fuese detenido, y se hubiese traslado el fuel a otro barco, que es el procedimiento habitual en la industria marítima', aseguró.

Wade sugirió que Fomento no tuvo en cuenta informes técnicos a la hora de decidir alejar el barco, ya que, 'si lo hubiera hecho, al barco se le habría permitido entrar en un puerto protegido'.

Mariano Rajoy, vicepresidente primero, dijo ayer que 'nunca en la historia, en una situación de estas características, la decisión tomada fue llevar el buque a puerto'. En su opinión, la decisión de alejar de la costa el petrolero no puede servir de base a acciones legales contra España.

El Gobierno aprobó ayer la creación de un comisionado, con rango de secretaría de Estado, para impulsar los trabajos destinados a paliar los daños del desastre ecológico.

En cuanto a la situación del Vicky, anclado en aguas belgas con 70.000 toneladas de gasóleo, las autoridades del país han mostrado su intención de bombear el carburante del barco.

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