El recurso obligado a la estadística
La dimensión de un acontecimiento suele medirse a través de las comparaciones y referencias de varias series estadísticas. Sólo así se entra en los anales. En la Bolsa el recurso a las series históricas es obligado en el cierre alocado de 2002, porque ha encadenado la tercera caída anual consecutiva.
Desde mediados de los setenta no sucedía en la Bolsa española algo similar, claro que entonces no existía el Ibex. El principal índice del mercado nacional ha cerrado el peor periodo desde su creación. En Estados Unidos las cosas no pintan mejor a falta de la sesión de hoy para que concluya el año (en Europa el ejercicio bursátil terminó ayer). El S&P 500, que es ya el índice de referencia en sustitución del emblemático Dow Jones, cerrará el peor periodo en 60 años, también con tres años consecutivos de pérdidas. Si la situación continuara en 2003, habría que llegar hasta 1932, en plena depresión, para apuntar situaciones similares, al menos en términos de evolución de los índices.
La estadística es fría y generalmente esconde cosas de relieve. Por eso, los especialistas aconsejan prestar la atención que merecen las cifras sin hacer extrapolaciones, porque cada periodo es diferente, como diferentes son los hábitos y costumbres, como diferentes son los participantes en los mercados. El análisis de la situación, dicen los entendidos, debe hacerse con la mente y el corazón fríos, aunque a sabiendas de la gravedad de la situación. Lo importante ahora, añaden, es proyectar situaciones y tratar de aventurar el futuro que viene.
En esa tarea difícil que es trabajar con premisas futuristas los expertos no quieren ir en esta ocasión muy lejos, porque gran parte de los factores que han provocado las caídas de las Bolsas en 2002 siguen vigentes. Algunas, es más, han empeorado de manera sensible, como los factores geopolíticos.