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Balance

El Ibex cierra el peor año desde que fue creado al retroceder un 28,11%

Volatilidad a raudales en la sesión de ayer, última del año. El Ibex terminó con pérdida del 0,73% y una variación entre el máximo y el mínimo del 1,4%. El índice pudo aguantar a duras penas en el nivel técnico y psicológico de los 6.000 puntos, al cerrar en 6.036,9. Con este resultado, la pérdida anual queda en el 28,11%. El peor registro anterior de la historia del Ibex se dio en 1990, cuando cayó el 24,88%. En términos de Índice General, retrocesos similares se dieron en 1977, con el 32,32%, y en 1975, con el 29,39%.

Al cierre del ejercicio se llega, como apunte resaltado por los expertos, por encima de los mínimos del año, que se alcanzaron el 9 de octubre en los 5.364,5 puntos. Los analistas se muestran muy divididos en sus proyecciones a la hora de certificar si este nivel será también el más bajo de 2003 y pasará, con ello, a la historia del mercado.

La sesión estuvo marcada por la escasa actividad en la primera parte de la tanda y en el incremento del arbitraje en el periodo de coincidencia operativa con Wall Street, que fue aprovechado por valores de capitalización estrecha y blue chips muy concretos para forzar subidas escaparate y mejorar el ya pésimo balance anual.

El Ibex tiene que conformarse, si cabe, con haber cerrado con el segundo mejor registro de las Bolsas europeas. Alemania se ha dejado un 43,94%, el peor balance desde 1948; Francia, el 34,58%; Reino Unido, el 25,23%, e Italia, el 25,96%.

En términos anuales, Sogecable ha sido la compañía más penalizada, al registrar un recorte del 67,12%. El peso de Latinoamérica penaliza los balances. Telefónica, el BBVA, el SCH y Endesa cierran 2002 con bajadas del 40,95%, 34,39%, 30,50% y 36,54%, respectivamente. Son las mayores caídas de la historia para estas compañías en un solo ejercicio. Repsol ha caído un 23,08%, el peor balance desde 2000.

Iberia cierra con un alza del 27,27%, siendo el mejor valor del índice en el periodo. Sin embargo, son Uniland Cementera, con una subida del 66,82%, y Jazztel, con un descenso del 90,86%, las que han ocupado el mejor y el peor puesto de la Bolsa.

Todos los sectores europeos han terminado en negativo, siendo el tecnológico el peor (-56,89%). Al cierre, el continuo realizó operaciones por 1.587,35 millones, de los que 686,77 fueron operaciones especiales y aplicaciones.

El único dato que manejaron ayer los inversores fue el índice de gerentes de compra de Chicago, que en diciembre ha caído hasta 51,3 puntos. Los analistas, en contra, habían previsto que éste se colocara en 53. A su juicio, una lectura por encima de 50 sugiere expansión del sector manufacturero, mientras que un índice por debajo de esta cota implicaría desaceleración.

La sesión, de cualquier modo, estuvo dominada por la indecisión, la apatía y el abatimiento. Sólo 10 valores cerraron al alza. La mayor parte de los operadores consultados manifestaron su deseo de que 2002 terminara cuanto antes.

La pérdida de confianza, clave de 2002

Los enemigos declarados del dinero son, desde siempre, la desconfianza y la incertidumbre, que tanto monta. Ambas generan inhibición. Sin energía los mercados se gripan. Algunos, incluso mueren por inanición.Si en algo coinciden expertos e inexpertos, noveles y duchos, técnicos, observadores y analistas, es en que 2002 ha sido el año de la pérdida de confianza en las instituciones bursátiles, desde las empresas que cotizan hasta los órganos que regulan el funcionamiento de los mercados y velan por su transparencia y equidad. La quiebra de Worldcom, a la que luego han seguido algunas más de fuerte peso en el entramado industrial y financiero estadounidense; las multas a los bancos de inversión por emitir informes interesados y con fuertes dosis de subjetividad dados los fuertes intereses existentes entre las firmas que analizan y las empresas que son analizadas; el cese de actividades de Arthur Andersen, el auditor por excelencia; el exceso de contabilidad creativa de muchas empresas, hasta terminar en fraude, y la dimisión del presidente de la SEC, el regulador de Wall Street, han sido las grandes referencias del año. Quienes apuestan por el optimismo destacan que este recital de despropósitos será el factor determinante en el renacer de los mercados. Las grandes dificultades de 2002 contribuirán a su fortalecimiento futuro aunque en el camino se hayan producido graves quebrantos, en muchos casos irreparables, para los ahorradores.

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