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Semana Ibex 35
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La debilidad de los valores líderes quita atractivo a las Bolsas

El resurgir de los valores de la nueva economía en las postrimerías de 1998 obedeció, entre otras razones, al desfallecimiento previo de los que hasta entonces eran los valores líderes, generalmente confundidos en la vieja economía. El dinero apostó al máximo. No hubo distingos entre particulares e instituciones.

Las reglas de juego de los mercados inflaron más la burbuja y los índices experimentaron un vuelco histórico. Filiales de Internet pasaron a capitalizar más que las matrices y a ocupar los primeros puestos en los ranking de los índices.

En marzo de 2000 comenzó a perder aire la burbuja. Las empresas clásicas han sustituido a los valores de la nueva economía, éstas ahora en los últimos puestos en los índices por capitalización.

Casi tres años después, la burbuja sigue presente. Día a día se conocen nuevas víctimas de los arrebatos alcistas de entonces. Entre ellas, los grandes bancos. El caso de Alemania es de manual.

Desde 1998 a marzo de 2000 la mayor parte de las empresas cotizadas, desde eléctricas a constructoras, pasando por fabricantes de tejas, de muebles de cocina o de máquina herramienta, luchaban por resaltar en los foros como socios de compañías de telecos o Internet. Hoy estas mismas empresas limpian cualquier vestigio del pasado inmediato.

La transformación ha sido violenta en corto espacio de tiempo. ¿Y ahora qué? Los analistas más fríos recomiendan calma y no apostar por el fin del mundo, porque episodios tan caóticos como los actuales siempre se han dado en las Bolsas, aunque con características diferentes. El consenso es que los valores líderes están muy débiles y que las constantes económicas no mejoran. Esta posición quita atractivo a las Bolsas y les confiere, además, una fragilidad especial.

Mientras el enfermo mejora, los observadores más ágiles escrutan el horizonte a la búsqueda de esa idea nueva, de ese sector que inexorablemente volverá a suscitar el interés de los inversores y, con ello, a acaparar los mayores volúmenes de negocio y la nueva orgía alcista.

Señalan los expertos, en fin, que la Bolsa no ha muerto, pero que siguen sin aparecer síntomas de mejora.

Dar primero, dar dos veces

Cuenta Bloomberg que Yardeni, jefe de estrategia de inversiones en Prudential Securities, considera que el índice S&P 500 acabará el año en 900 puntos. Hace un año, su empresa y su pronóstico eran diferentes. Yardeni, que comenzó 2002 trabajando para Deutsche Bank, proyectó que este índice cerraría el año en 1.260 puntos. Después de haber recortado su previsión cuatro veces, la última de ellas en septiembre, puede que esta vez acierte.Al igual que 14 de los 15 analistas de estrategia encuestados por Bloomberg, Yardeni no anticipó un tercer año de caída consecutiva de las Bolsas en Estados Unidos. Sólo Douglas Cliggott, que se marchó de JP Morgan en febrero, anticipó la caída de este año. 'Han estado tan claramente equivocados durante tanto tiempo que uno se pregunta cuál es el objetivo', dice Ian Rogers, gestor de Strong Capital Management. 'Hay mucha presión para anticipar lo antes posible un cambio, porque el tipo que lo adivine primero ganará. El resto pierde', añade. La animación, por tanto, está servida.

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