Condena de cinco años y medio de cárcel para Javier de la Rosa por el 'caso Wardbase'
El empresario catalán Javier de la Rosa ha sido condenado hoy a cinco años y medio de prisión por los delitos de apropiación indebida y falsedad documental en la llamada operación "Wardbase", juzgada desde julio en la Audiencia Nacional como pieza separada del "caso Torras".
El Tribunal, presidido por Siro García, decidió condenar también al empresario Manuel Prado y Colón de Carvajal a dos años de cárcel por apropiación indebida, así como a indemnizar al Grupo Torras con doce millones de euros. El tercer acusado en el juicio, el ex consejero delegado del Grupo Torras Jorge Núñez Lasso de la Vega fue absuelto por el delito de apropiación indebida, pero ha sido condenado por falsedad documental a un año y medio de cárcel.
El caso trata de esclarecer si hubo responsabilidades criminales en el abono a la compañía Wardbase de 1.900 millones de pesetas procedentes de KIO que fueron a parar a una cuenta en Suiza del diplomático Prado y Colón de Carvajal.
El abogado de Javier de La Rosa, Xavier Melero, ha anunciado que recurrirá la sentencia porque se sustenta sólo en "la convicción subjetiva del tribunal". Melero ha explicado que, "en teoría", esta condena no tendría por qué afectar al tercer grado penitenciario concedido por la Generalitat al financiero en el caso de los 20 meses de prisión que se le impuso por otra causa también relacionada con Torras-Kio.
Sin embargo, el propio abogado no excluye la posibilidad de que la junta de tratamiento de la cárcel de Brians (dependiente de la Generalitat), que concedió el tercer grado el pasado viernes (22 días después de ingresar en prisión el financiero), pueda revocar ese régimen abierto a raíz de esta nueva condena.
El letrado ha recordado que la condena de hoy de la Audiencia Nacional "no es firme", al ser recurrible, y que no ha decretado ninguna medida cautelar como el encarcelamiento preventivo de La Rosa, que pidió el Fiscal.
De la Rosa disfruta actualmente de la situación de tercer grado, aunque con carácter restringido, y está a la espera de que se le conceda una plaza en un centro penitenciario abierto al que sólo tendría que ir a dormir de lunes a jueves.