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Tribuna
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Una marca para la restauración

En este mundo hipercompetitivo que nos toca vivir, los clientes son escasos y los empresarios deben aguzar el ingenio para capturar y mantener una cuota de mercado que les permita sobrevivir. Por tanto, se hace necesario mucho más que un plan de producción o un plan de marketing, es imprescindible un plan estratégico competitivo. Exactamente esto es lo que necesita el sector de alimentación español si quiere realmente ocupar un lugar en la mente de los gourmets internacionales y, conquistándolos de uno en uno, construir una cuota de mercado sostenible y gratificante.

Controlar los canales de distribución es hoy una ventaja competitiva muy clara. Pero, además, aunque el posicionamiento parte de un buen producto, a un precio adecuado y bien distribuido, necesita crear unas percepciones claras en la mente de los clientes para que éstos lo identifiquen, lo diferencien y lo prefieran. Dando vueltas a este problema y buscándole una solución que no hiera sensibilidades, puede que tapas sea una buena solución, al menos una solución de compromiso con algunas posibilidades de éxito. Gracias a los turistas, que son y han sido muchos, y a escritores como Ernest Hemingway, tapas es una palabra que está relacionada con España y con comida. Por otro lado, y gracias a uno de nuestros competidores, los franceses, el menú degustación es algo que sin llegar a ser un hábito se entiende bien.

Si el sentido común no falla, tapas puede ser muy bien la marca para los restaurantes españoles, cualquiera que sea la cocina regional que preparen. Se trata de crear una nueva categoría, restaurantes de tapas, que ofrezcan menús degustación al estilo mediterráneo. Pero una vez encontrado el concepto de posicionamiento, hay que construir y mantener las credenciales que lo respalden. Esto significa que habría que crear una especie de marca de calidad otorgada por una autoridad de origen español competente para ello, que certificara que el local cumple con los requisitos de buen restaurante de tapas.

No parece tan descabellado, lo difícil es llevarlo a la práctica. La idea puede servir, es un ángulo mental competitivo que puede hacer de los restaurantes españoles algo diferencial en la mente de los clientes. Ahora habría que diseñar y poner en marcha la estrategia más eficaz para que la idea se extienda y se globalice.

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