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Confianza inversora

El real logra su mayor nivel en tres semanas por el fuerte optimismo sobre la inversión

El real ha comenzado con buen pie la semana. La moneda brasileña ha recuperado parte de su valor y ha pasado a cotizarse del en torno de las 3,8 unidades por dólar de la semana pasada a cerca de las 3,55 unidades. Los analistas atribuyen la apreciación a la renovada confianza en el impulso inversor extranjero. El éxito de la subasta de acciones de los bancos Bradesco y Votorantin se presenta como una buena señal.

Desde el Partido de los Trabajadores, liderado por el presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, se atribuye la mejora de la cotización a la confianza que despiertan los nombramientos económicos del futuro Gobierno.

El real ha alcanzado su mejor valor desde el 25 de noviembre, justo después de las designaciones de Antonio Palocci como ministro de Hacienda, del empresario Luiz Fernando Furlan como responsable de Comercio y del ex banquero de Fleet Boston Henrique Meirelles como gobernador del banco central.

Otro factor que explica la subida es la expectativa de una nueva subida de los tipos de interés, que podría ser aprobada hoy. El mercado quiere tomar posiciones antes del alza de tipos. El banco central ya ha situado el precio del dinero en el 22% y la apuesta del mercado es de una subida de dos puntos porcentuales.

Una eventual subida complicaría más la financiación de la maltrecha economía. Sin embargo, la Confederación Nacional de Industria, el sector más afectado por el aumento del precio del dinero, defendió ayer el alza para contener la inflación. Se espera que el crecimiento del índice de precios pase del 7,7% del año pasado a más de un 9%, o incluso un 10%, al cierre del actual ejercicio.

El país aún atraviesa una delicada situación económica, con unas previsiones de crecimiento del PIB de entre el 2% y el 2,5%, insuficiente para la impulsar la actividad. Aun así, el actual ministro de Hacienda, Pedro Malán, discrepó ayer de la visión negativa del equipo de Lula y aseguró que 'la economía brasileña no está en terapia intensiva', al tiempo que afirmó que la carga de deuda es 'perfectamente manejable'.

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