Schröder cree que con la rebaja fiscal 100.000 millones volverán a Alemania
Tras dos meses de intentar paliar con improvisados aumentos de impuestos la crisis de las finanzas públicas, el canciller alemán, Gerhard Schröder, pareció enderezar el rumbo ayer al confirmar la próxima introducción de un único impuesto sobre intereses, del 25%. La medida, que hace innecesario el polémico impuesto sobre el patrimonio, matará varios pájaros de un tiro, según reconocieron ayer amigos y enemigos del Gobierno rojiverde: simplifica el intrincado sistema fiscal alemán, reduce la tributación por este tipo de ganancias, e incentiva la repatriación del dinero negro que reposa en cuentas en Luxemburgo, Liechtenstein o Suiza. Este último aspecto debería permitir al Estado alemán recaudar al menos 25.000 millones de euros adicionales, según estimó Schröder ayer.
Hasta ahora, los bancos alemanes retienen para el fisco un 30% de los intereses, una suma que luego es computada con el impuesto sobre la renta, cuyos actuales tipos mínimo y máximo son del 19,5% y el 48,9%, respectivamente. De esta imposición tan sólo se libran los pequeños ahorradores, que pueden quedarse con un máximo de 1.601 euros por intereses. Para evitar compartir con el fisco estas ganancias, decenas de miles de alemanes han optado por sacar su dinero fuera. Algunos cálculos estiman que el dinero negro allende las fronteras asciende a 400.000 millones de euros.
Al menos una cuarta parte de este capital, 100.000 millones de euros, podría volver ahora a Alemania, según afirmó Schröder ayer en una rueda de prensa. En lo que equivale a una amnistía fiscal, similar a las puestas en marcha en Austria e Italia, sus dueños tendrán que denunciarse ellos mismos y quedarán a salvo con el fisco si erogan el 25% (en el caso de una repatriación hasta finales del 2003) o el 35% (finales de 2004). De salirle las cuentas a Schröder, ello supondría ingresos adicionales para el Estado alemán de al menos 25.000 millones de euros, suficientes para compensar la merma en la recaudación que, a corto plazo, supone reducir hasta el 25% este impuesto e independizarlo del IRPF. Su retención seguirá corriendo por cuenta de los bancos.
El ingreso adicional se destinará a inversiones en educación, que corresponden a los länder. Para hacer frente a este gasto, varios líderes regionales de los socialdemócratas en las últimas semanas habían exigido la reintroducción de un impuesto sobre los grandes patrimonios, rechazada por Schröder.