Prestigio hundido
Para el perro flaco todo son pulgas. Y para el Gobierno patrio parece que más que pulgas sean pulgones. Hablar de marea negra es sinónimo evidente de cómo no deben hacerse las cosas. Y parece que en los ámbitos digitales las cosas tampoco acaban de funcionar como debieran. Hasta ahora se había salvado el tipo con un crecimiento constante del número de internautas que mitigaba fracasos como los conseguidos por los planes ministeriales para alcanzar la sociedad de la información. Pero esto ya es cosa del pasado.
Estos días se ha difundido un despacho de agencia que aseguraba que Carrefouronline ha quintuplicado en los últimos seis meses del año el número de pedidos recibidos a diario, hasta alcanzar las 60.000 unidades de venta por día en la práctica totalidad de la Comunidad de Madrid. Evidentemente, con estos datos parece poco probable que el uso de Internet esté retrocediendo. Pero según la oleada de otoño del Estudio General de Medios (EGM), el número de internautas ha descendido en España en 36.000 respecto a mayo, hasta quedarse en 7.856.000 personas.
Aunque ya se venía observando una marcada ralentización del ritmo de crecimiento, es la primera ocasión en que desciende el número de usuarios de la Red en España, que se estancan en el 22,6% de la población. Y si escuchamos a la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones o al Instituto Nacional de Estadística, que limitaban la penetración de Internet al 17,4% de los hogares y la audiencia a 6,36 millones de usuarios mayores de 16 años, las cosas aún se ponen peor. Según el EGM, han descendido la presencia relativa del hogar, del centro de trabajo o de estudios como punto de conexión, y también todos los servicios de Internet, incluida la navegación por páginas web y el correo electrónico.
Evidentemente, sólo los altos costes de la conexión y la crisis que nos atenaza pueden ser responsables de un hecho tan inexplicable como irreverente, que deja otras vergüenzas a la vista además de las del Prestige. Porque, evidentemente, nadie dejaría de usar un medio que permite por ejemplo conocer todas las cacicadas que se hacen en Galicia (www.acontrafio.com) salvo por su elevado coste. Una conexión ADSL con tarifa plana cuesta lo mismo en España que en la vecina Francia, donde el salario mínimo duplica al español y el coste del carburante supera un 30% al español.
El caso es que como los problemas nunca vienen solos, esta semana se han producido noticias con las que parecen empeñarse en generar desconfianza entre quienes usamos Internet habitualmente. Un fallo de programación en la tienda online Tower Records (http://www.towerrecords.com/) permitía de una forma sencilla el acceso de cualquier usuario a los datos de otros. Y para redondear el atracón de desconfianza Ebay reconoce algunos problemillas relacionados con la posibilidad de que algún intruso reclame en su nombre nuestros datos financieros para hacer un mal uso de ellos.
También hemos sabido que se está experimentando con un globo capaz de dar enlace mediante tecnología inalámbrica. Al prototipo se le conoce como Stratellite platform (salamancawireless.arkania.org), por situarse en la estratosfera terrestre, a una altura de unos 23 kilómetros, y ofrece ya acceso a Internet a portátiles en un radio de 16 kilómetros. Su cobertura máxima son casi 500.000 kilómetros cuadrados, lo que le convierte en la fórmula idónea para sustituir al bucle de abonado rural. Parece esperanzador. Pero... ¿a qué precio?
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