Aún pendientes del BCE
Cuando Wim Duisenberg recortó los tipos de interés medio punto, el 5 de diciembre, los expertos consideraban que se trataba de una medida que cerraba la puerta a nuevos movimientos monetarios a corto plazo. Pero ha pasado sólo una semana y los analistas ya están barruntando nuevas rebajas. El boletín de diciembre del Banco Central Europeo revisaba a la baja la previsión de crecimiento para la zona euro. Credit Suisse ya considera que está abierta la puerta a nuevos recortes de tipos en caso de que la actividad económica siga defraudando como hasta el momento.
En otras palabras, a Duisenberg no le van a dejar en paz por el momento. El cuarto de punto no parecía del todo inadecuado antes de la reunión. Después de conocer que se había decidido medio punto, el mercado pensó que estaba bien y una semana después ya se barajan bajadas adicionales. Si bien no es verosímil que se repita la presión de los últimos meses para que toque los tipos de interés, sí que se volverán a poner las miradas en Duisenberg.
Pero al final siempre manda Wall Street. Si Duisenberg baja tipos por sorpresa, las Bolsas europeas lo agradecerán; pero, si esa misma tarde bajan los mercados estadounidenses, los europeos se olvidarán del BCE. Ahora bien, si Duisenberg defrauda en cualquiera de sus decisiones, entonces sí hay un castigo adicional para la renta variable europea.
Es una relación asimétrica que ya se da día a día en los mercados europeos. Cuando hay buenas noticias, está el Euro Stoxx pendiente del S&P 500, pero, si son malas, cae más que Wall Street.
Así que, aunque el epicentro de la crisis esté en Estados Unidos, el S&P 500 y el Dow Jones caen menos que todos los grandes índices europeos en lo que va de 2002. Y no será sólo por culpa de Wim Duisenberg.