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El futuro de Turquía en la Unión Europea

Turquía es una cuestión de intensa discusión hoy en Europa. Las razones son obvias: el cambio del paisaje político en Ankara y las expectativas que ha generado; la histórica oportunidad para una solución del problema de Chipre ofrecida por el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, y las decisiones que deben tomarse esta semana por el Consejo Europeo en Copenhague sobre los próximos pasos del proceso de ampliación de la UE. El debate es importante. Pero debemos ser cuidadosos para evitar malos entendidos y controversias sin sentido.

Turquía ya ha reservado plaza en Europa. En diciembre de 1999, el Consejo Europeo reconoció el estatus de candidato de pleno derecho de Turquía (...). Nadie cuestionó esa decisión. Nadie puede cuestionarla hoy con argumentos geográficos. Hacerlo pondría en peligro el proceso de ampliación y el principio de inclusión que lo ha sostenido. Este principio de inclusión descansa en los orígenes de la UE. Hay una convicción entre los europeos hoy, incluso aquellos que van a unirse (...), de que Turquía debe estar firmemente anclada en Europa. Esta decisión debe determinar nuestro futuro.

Si Turquía desea asumir su lugar en Europa, como otros candidatos, debe trazar su ruta (...). El futuro de Europa está ligado a su defensa. Si quiere su papel en Europa, Turquía debe asumir un papel en el proyecto de defensa europeo.

Turquía tendrá que ayudar a diseñar acuerdos militares permanentes entre la UE y la OTAN. Ankara no puede seguir en medio del camino entre la Unión y la OTAN (...). El futuro de Turquía como parte de Europa está al alcance. Turquía, la UE y los socios de la OTAN pueden hacerlo realidad.

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