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'Telecos'

La UE critica la ayuda concedida por París a France Télécom

Los Quince han preferido optar por ofrecer a los operadores 'flexibilidad' en los compromisos que adquirieron para desarrollar la telefonía móvil de tercera generación. 'El debate que había abierto Jacques Chirac está cerrado', sentenció en nombre del Gobierno español el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Carlos López Blanco, al término del Consejo de Ministros celebrado en Bruselas. Blanco aludía a la petición del presidente de la República Francesa, formulada el pasado mes de septiembre, de que la Unión Europea abordase al más alto nivel la situación del sector de las telecomunicaciones tras el fiasco del proceso de introducción de la tercera generación de telefonía móvil (que permitirá enviar imágenes y acceder a Internet).

El interés concreto de Chirac atañe a su telefónica de bandera, que arrastra deudas de 70.000 millones de euros. Como otros antiguos monopolios, France Télécom, presidia por Thierry Breton, sucumbió a la tentación de las compras millonarias durante la fiebre tecnológica, en cuyo cénit el sector desembolsó, además, un total de 110.000 millones de euros para adquirir las licencias de la tercera generación.

Los ministros se mostraron ayer dispuestos a ser flexibles en las exigencias que imponen esas licencias, y estudiar la posibilidad de que las telefónicas compartan redes, espectro e instalaciones. Las conclusiones del Consejo de Ministros reconocen que 'el sector merece una particular atención en vista de su creciente importancia económica', e instan a realizar inversiones públicas en la construcción de redes de banda ancha como piden las compañías. Pero los ministros subrayan a continuación, por supuesto sin mencionar a France Télécom, que 'las ayudas de Estado no son el camino a seguir'. La tajante afirmación se produce tras la intensa presión de Francia y Alemania para que se relaje la aplicación de las normas de competencia.

'Francia ha rebajado sus planteamientos a la vista de la escasa receptividad', indicaba López Blanco. A su juicio, en el seno del Consejo 'nadie considera que haya grandes incertidumbres en la UMTS móvil de tercera generación'. A pesar de ello, España acaba de reducir los avales exigibles a las operadoras.

El comisario europeo de Telecomunicaciones, Erkki Liikanen, normalmente muy sensible a las presiones del sector, reconocía que esta vez 'la declaración de los ministros ha sido bastante concluyente' en favor de la competencia. 'Espero que la Comisión esté muy atenta a cualquier ayuda de Estado', pedía el ministro italiano, Maurizzio Gasparri, uno de los más contrarios a ayudar a un sector cuya facturación aumentó un 10% en 2001, hasta los 224.000 millones de euros (el 40% procedente de la telefonía móvil).

La CE espera conocer los detalles sobre la ayuda concedida a France Télécom para determinar su legalidad. El organismo comunitario reconoce que la fórmula utilizada (inyección a través de una sociedad intermedia) 'es relativamente nueva'.

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