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Viaje Oficial

Putin llega a China para hablar de economía y terrorismo

Desde que en julio de 2001 firmaron el Tratado Chino-Ruso de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación, las relaciones entre los dos países han vivido un fuerte impulso. Una muestra es el comercio bilateral, que en los 10 primeros meses del año ha ascendido a 9.840 millones de dólares, lo que supone un incremento del 18,1% respecto al mismo periodo del año pasado. Las exportaciones chinas fueron de 2.830 millones de dólares, un 38,2% más, y las rusas de 7.010 millones, un 11,5% más. En el conjunto de 2001, el intercambio alcanzó una cifra récord de 10.670 millones. China es el sexto socio comercial ruso y Rusia el octavo chino.

Este intercambio en alza, aunque aún lejos del realizado con otros países, y la colaboración en campos como el energético serán claves en una visita en la que el presidente ruso tendrá que calmar las inquietudes de Pekín por la luna de miel que vive con Occidente, y, en particular, con Estados Unidos.

Pero, según los analistas, más que decirle a Pekín que va a terminar sus escarceos con Washington, Putin insistirá en los numerosos intereses comunes, como son la extensión de su industria energética hacia el Pacífico, la lucha contra el terrorismo en Asia Central marcada por la presencia de Estados Unidos en esta zona, y la cooperación militar.

Oleoducto internacional

En el sector energético está la prevista construcción de un oleoducto de 2.400 kilómetros entre la ciudad rusa de Irkusk, en Siberia, y la china de Dazin. El proyecto supone una inversión de 1.700 millones de dólares. En una primera fase, para 2005, tendría capacidad para suministrar 20 millones de toneladas de combustible anuales, que subirían hasta 30 millones para 2010. El visto bueno definitivo podría ser anunciado oficialmente estos días.

El oleoducto permitiría a Rusia recibir una buena inyección de divisas extranjeras y a China cubrir el 6,8% de sus necesidades anuales de combustible. Las dos empresas envueltas en la obra son Yukos, la segunda petrolera rusa, y Petrochina, la primera del país asiático.

En el plano político ambos países comparten la necesidad de equilibrar el poderío estadounidense y la expansión de la OTAN, un movimiento que ven con recelo, pese a que tanto China como Rusia están buscando por su parte mejores relaciones con el Gobierno de George Bush.

La lucha antiterrorista es otro de los puntos en que hablan el mismo idioma. Pekín, que lucha contra los separatistas musulmanes uigures en Xinjiang, ha respaldado la férrea política de Moscú contra los chechenos. Y los dos países forman parte de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), fundada en 1996, para la lucha contra el terrorismo. Los otros miembros son Uzbekistán, Tayikistán, Kazajistán y Kirguizistán.

Sobre el posible ataque de Estados Unidos a Irak, tanto China como Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, han defendido la necesidad de la aprobación del consejo antes de utilizar la fuerza. Uno de los puntos de roce del encuentro podría ser la numerosa emigración china en las provincias orientales rusas. El viaje permitirá a Putin pulsar al nuevo equipo dirigente chino, más cercano en edad a él que el anterior.

La visita se produce justo antes de la reunión que China va a mantener de miércoles a viernes próximos con representantes del Nafta (acuerdo de libre comercio de EE UU, México y Canadá).

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