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Nueva York

Las multas a la banca de inversión de Wall Street dividen a los reguladores

Las primeras filtraciones a la prensa hablaban de un acuerdo inmediato que elevaría la suma total a pagar por los bancos de inversión hasta los 1.000 millones de dólares. En los últimos días se han rebajado las prisas y la cantidad a la que ascendería la multa, que no iría más allá de 500 millones de dólares. Según estas mismas filtraciones, la peor parte la llevaría Citigroup y Credit Suisse First Boston, que tendrían que hacerse cargo de 200 millones cada uno. El resto de las firmas serían multadas con distintas cuantías. Merrill Lynch cerró un acuerdo similar con Spitzer hace meses y pactó el pago de una multa de 100 millones de dólares.

No obstante, de momento, el pacto no llega y desde la oficina del fiscal de Nueva York se habla de que hay algunos aspectos de la negociación que aún no han sido ni debatidos. Spitzer busca además reformar el sector en su conjunto con la aquiescencia y el concurso de la SEC, el regulador de los mercados y la Nasd, siglas en ingles que aluden a la asociación de corredores de Bolsa.

Mientras prosigue la incertidumbre, Citigroup ha dado los primeros pasos para adelantarse a esta reforma siguiendo el espíritu que la guía y que trata de separar totalmente la banca de inversión y el análisis de las mismas entidades. Pero lo que no ha podido evitar la entidad presidida por Sandford Weill, Citigroup, es que sigan saliendo a la luz pública evidencias cada vez más escandalosas de la estrecha relación entre los intereses del banco y algunos de las empresas y valores recomendados por su ex analista estrella Jack Grubman. El episodio de la subida de la calificación de la operadora de AT&T, que presuntamente beneficiaba los planes de Weill para quedarse al frente de la entidad, ha enfadado a los inversores, pero lo que no ha dejado más asombrados a los cosmopolitas neoyorquinos es que esa recomendación le valiera a un parvulario de élite, en el que fueron admitidas las hijas de Grubman, una donación de un millón de dólares.

El martes, The Wall Street Journal hacía público un documento de la SEC en el que se verificaban unas conversaciones entre un empleado de Motorola y varios analistas para mostrar hasta qué punto las empresas han tenido mano en algunos análisis.

A todo ello se une la sensación de que los reguladores están divididos. Spitzer ganó políticamente la partida a la SEC al iniciar la persecución de las actividades de los bancos de Wall Street. La presidencia de transición, de Harvey Pitt, quien presentó su renuncia el 4 de noviembre y que aún no ha sido sustituido, empeora esta percepción. El demócrata Spitzer manifestó a mediados de mes en una entrevista en la cadena ABC sus críticas contra el Congreso, la Casa Blanca y la SEC por no llevar adelante una reforma de la banca de inversión.

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