El PIB de EE UU aumentó el 4%, frente al 3% anunciado, en el tercer trimestre
La calidad del crecimiento de EE UU no deja tranquilos ni a los analistas ni a los inversores. Aunque los datos hechos públicos ayer fueron acogidos con satisfacción, la preocupación es que los motivos que han impulsado esta alza no sean estructurales y puedan marcar tendencia. En primer lugar, el avance se ha producido porque las empresas incrementaron sus inventarios a un ritmo anual de 15.500 millones en este tercer trimestre, lo que ha añadido un 0,45% al PIB. Según el informe de Maury Harris, de UBS, esta subida es responsable de 'dos tercios de la revisión al alza'.
Por otro lado y según los datos del Departamento de Comercio, aunque el consumo se mantiene robusto al crecer un 4,1%, la mayor subida desde el cuarto trimestre de 2001, una buena parte de esta revisión del crecimiento del PIB descansa en una alza del gasto de los Gobiernos federal y locales.
El gasto gubernamental creció a un ritmo anual del 3,1%, muy por encima del 1,8% previamente calculado y mucho mayor que el registrado en el segundo trimestre, que era del 1,4%.
Todo ello le está costando al Estado federal el primer déficit tras años de superávit y a los Estados locales les está poniendo contra las cuerdas. Según la Asociación Nacional de Gobernadores, las finanzas de los Estados no han estado en peor situación desde la II Guerra Mundial.
Gobiernos locales
Los gobernadores han señalado que la situación local es aún peor que la nacional y explicaban que mientras los ingresos por impuestos se han venido abajo, los gastos en el servicio médico que deben afrontar para cubrir a los más desfavorecidos (Medicaid) han crecido un 30%, cuando el año pasado este aumento fue del 13%.
Aun así, el dinero público es el que fluye ya que la inversión fija de las empresas sigue su camino descendente, un 0,7%. Todo ello pese a que los beneficios de las compañías durante este periodo siguen recuperándose y crecieron un 2,1%, un porcentaje no visto desde el segundo trimestre del año pasado y conseguido por la mejora de la productividad y no tanto por el aumento de los precios.
No obstante, en esta caída de la inversión se aprecia una recuperación en uno de los apartados: el gasto en software y equipos, que creció un 6,6% frente al 3,3% registrado en el primer cálculo del PIB. Con ser positiva, esta mejora no es suficiente para contrarrestar el menor flujo de dinero dedicado a las fábricas y estructuras comerciales.
Sin embargo, ni el pasado mes, ni en esta revisión, las cifras han podido disipar las preocupaciones de que esta recuperación no esté construida sobre cimientos sólidos que permitan mantener el optimismo. Según Gerald Cohen, de Merrill Lynch, no se espera que el crecimiento del cuarto trimestre sea mayor del 1,5%. Para Harris, de UBS, 'la mayor fortaleza del pasado trimestre se produjo a principios del periodo y a finales de éste la economía se fue desacelerando hasta marcar la pauta para un crecimiento del 1,8% en el cuarto trimestre'.
Blue Chips
El estudio de los indicadores Blue Chip se alinean con estas previsiones y, según las proyecciones conocidas, se espera que el cuarto trimestre registre un crecimiento del 1,6%. El gasto del consumidor está previsto que tienda a bajar hasta crecer a un ritmo del 1,1% anual, el porcentaje más bajo en nueve meses.
Las expectativas pasan porque los aumentos de inversión de los consumidores en bienes duraderos (que crecieron un 23,1% en el pasado trimestre) decaiga, ya que en buena medida ésta está basada en unas ventas de coches, apoyadas por créditos blandos y descuentos, que ya han empezado a deteriorarse. Pese a ello, la caída del consumo no provocará que la economía entre en una segunda recesión, según este estudio de indicadores.
Además, la confianza de los consumidores en noviembre ha crecido por primera vez en seis meses. Según el estudio del Conference Board, el índice de confianza se quedó en noviembre en 84,1; mientras que el mes anterior fue de 79,6, lo más bajo en nueve años. El dato es positivo porque los consumidores no esperan que las condiciones económicas se deterioren más.
Curiosamente este volátil dato se conoce poco después de que se sepa que el pasado trimestre 391.873 personas físicas se declararan en bancarrota, un 12% más que el mismo periodo del año pasado y un 0,2% más que el trimestre precedente.