El 'Prestige' se hunde frente a Galicia con 67.000 toneladas de fuel en sus tanques
Los expertos afirman que si las dos partes del Prestige resisten la presión en su caída hasta los 5.000 metros de profundidad, las bajas temperaturas solidificarán el fuel. Se evitaría así su dispersión y el desastre ambiental sería menor. La organización ecologista Greenpeace calcula que quedan 67.000 toneladas de fuel en los tanques del Prestige.
Antonio Cortés, investigador del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), afirmó ayer: 'Lo mejor que le podía suceder al Prestige es que se haya hundido'.
Michael Bernard Collins, del Instituto Oceanográfico Británico, explicó que en alta mar se produce una cierta regeneración natural, que incluye una ligera sedimentación, evaporación y descomposición por bacterias.
Pero María José Caballero, responsable de la campaña de costas de la organización ecologista Greenpeace, expresa su temor: 'Si fue el mal estado del casco del Prestige lo que produjo la primera brecha, podría no resistir la presión'. En este caso, los observadores prevén que se produciría el mayor desastre ambiental marítimo del mundo.
La aproximación de las manchas de fuel a las entradas de las rías de Noia y Arousa aconsejó ayer la retirada del mejillón que se cría en las bateas de las entradas de estas rías, informó el Consejo Regulador del Mejillón de Galicia. El secretario general de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas (Anfaco), Juan Veites, anunció que este viernes se reunirá un comité de crisis para evaluar las consecuencias que estos hechos tendrán para los pequeños productores.
Hay 200 los kilómetros de costa gallega contaminada, la mayor parte entre Arteixo y Finisterre. El Gobierno prevé declarar el área afectada como 'zona de emergencia', aseguró Elvira Rodríguez, secretaria de Estado de Presupuestos. El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, valora los costes de reparación de los daños en 27 millones de euros.
La vicepresidenta de la Comisión Europea, Loyola de Palacio, declaró ayer a Le Monde que el naufragio del Prestige acentúa 'la necesidad de reformar profundamente el derecho marítimo'.
Las entidades clasificadoras, en el ojo del huracán
El debate sobre el papel de las entidades clasificadoras de buques se abre de nuevo tras el hundimiento del Prestige. La Comisión Europea ha puesto los cimientos para controlar a las compañías encargadas de controlar el buen mantenimiento de los barcos y de certificar su navegabilidad. La Comisión, después del hundimiento del Erika frente a las costas francesas, un percance por el que las compañías aseguradoras tuvieron que desembolsar más de 440 millones de euros, ejercerá un mayor rigor en las inspecciones que se hacen en los puertos a los buques y pondrá bajo control a las sociedades de clasificación. Ambas medidas se aplicarán a principios del próximo año. Además, velará para que se cumpla con el máximo rigor el acuerdo internacional para la eliminación de los barcos de casco sencillo, que suponen en la actualidad un 60% de la flota mundial de petroleros. En el caso del Prestige, su vida útil, según esta norma, hubiera finalizado en diciembre de 2004. El petrolero hundido, construido en 1976 en el astillero japonés Hitachi Zosen, había sido revisado por American Bureau en los diques de la compañía China Guangzhou en mayo de 2001. En mayo de este año superó una nueva revisión en Dubai. La edad del buque y su casco simple no le hubieran permitido trabajar, por ejemplo, para las petroleras norteamericanas, muy sensibilizadas tras el accidente del Exxon Valdez en Alaska, o para la noruega Statoil, por ejemplo.