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Desarrollo

La financiación con microcréditos beneficia ya a 35 millones de pobres

El objetivo de las instituciones dedicadas a la concesión de microcréditos es romper el círculo vicioso de la pobreza: la falta de recursos genera desconfianza en el sistema financiero tradicional por el temor a la morosidad, esta desconfianza cierra el acceso a las fuentes de financiación, la falta de financiación impide desarrollar actividades empresariales que generen los recursos suficientes para ser rentables.

El origen de los microcréditos es el Grameen Bank (Banco Rural), fundado en 1983 en Bangladesh por Mohamed Yunus. Doctorado en Economía por la Universidad de Vanderbilt (EE UU), Yunus regresó a principios de los setenta a su país natal para ejercer la docencia. Y encontró un panorama desolador.

'La guerra por la independencia dejó a Bangladesh en una situación muy mala, todo estaba destruido. La crisis de hambruna de 1974 me llevó a intentar ayudar por mi cuenta a la sociedad. La gente necesita pequeñas cantidades de dinero. Hice una primera lista de 42 personas que necesitaban 27 dólares cada uno y les di el dinero de mi bolsillo en concepto de préstamo', explica Yunus en una entrevista con Cinco Días.

'Ante la gran alegría que generó la ayuda, acudí a los bancos para saber si tenían algún programa similar a lo que yo había hecho. Pero las instituciones financieras no estaban interesadas, así que me presenté yo como avalista de los pobres. De esa manera comenzó a andar la idea que concluyó en la fundación del Grameen Bank'.

Yunus participa en Madrid en un curso de Microempresa organizado por las fundaciones Carolina, Codespa y Rafael del Pino. Desde su fundación, la entidad bangladesí ha prestado unos 2.000 millones de euros a más de 3,5 millones de pobres. El proyecto ha tenido una incidencia especial en la mejora de las condiciones de vida de la mujer en el Tercer Mundo. El 95% de los deudores del banco son mujeres.

El promedio de los préstamos es de 576 euros. Para acceder al crédito es necesario crear un grupo de cinco personas. La ayuda se concede de manera individual y según se va reembolsando por parte de los primeros receptores. Los reembolsos se hacen en pequeños tramos semanales, lo que agiliza la concesión de los siguientes créditos. Todos los miembros del grupo son responsables en caso de impago.

Yunus asegura que estas circunstancias especiales reducen la morosidad a sólo el 2%. El economista está convencido de que este sistema permite llegar allí donde no alcanzan los grandes programas financiados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), centrados en las políticas macroeconómicas.

Los organismos multilaterales son conscientes de que muchos de sus programas adolecen de falta de profundidad. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) intenta remediarlo con el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin). En ocho años de vida, la institución ha financiado más de 400 proyectos que han servido para paliar la falta de acceso a la financiación que padece la gran mayoría de los latinoamericanos.

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