Algo no funciona en Alemania
La banca alemana está contra las cuerdas; las grandes corporaciones industriales superan en pérdidas las peores expectativas del mercado y las aseguradoras emblemáticas no saben cómo salir del pozo, porque a la crisis del 11-S se une ahora la de los mercados financieros y las graves inundaciones del verano.
Algo no funciona en Alemania, dicen los sabios, porque el escenario más pesimista es el menor de los males posibles. La realidad es diferente y así se manifiesta en las cuentas empresariales; en la debilidad de las cifras macro y en el aumento del desempleo.
Cuentan los mejor informados que el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos están en comunicación constante, porque la crisis bancaria alcanza, también, a las entidades estadounidenses. Son las españolas, curiosamente, las mejor paradas a pesar del lastre inmenso que supone la situación en Latinoamérica.
Una de las fórmulas para tratar de enderezar la situación es volver a tumbar los tipos de interés. Y así lo acaba de manifestar sir Alan Greenspan, por si alguien se ha mostrado insatisfecho con el recorte brusco de la semana pasada.
Los bancos centrales, dicen los entendidos, darán liquidez a los bancos a tipos cero, si llega el caso. æpermil;stos colocarán el dinero a los intereses que marcan los bonos y con el diferencial correspondiente buscarán el equilibrio de las cuentas. La clave está tanto en la elección adecuada del cliente que solicita crédito como en el mantenimiento de la curva de tipos en positivo. Se espera que a esta especial ingeniería financiera, que ya se ha utilizado en crisis bancarias anteriores, ayude la mejora del clima económico en el mundo.
Por eso, apostar por una caída contundente de los tipos de interés en Europa en las próximas semanas no es descabellado. Entra dentro de la lógica y las Bolsas lo agradecen aunque el volumen sea corto.