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Tribuna
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Comercio libre, personas libres

Durante la guerra fría, Estados Unidos perseveró para ofrecer las oportunidades de la libertad a todos los países. Pero las nuevas semillas de la libertad sólo pueden germinar si se supera otra división, ya no entre Este y Oeste, sino entre Norte y Sur. Hoy, desde El Salvador a Suráfrica, tenemos la oportunidad de emplear el libre comercio para ayudar a cumplir el compromiso del presidente Bush de incluir a todos los pobres del mundo en un 'círculo de desarrollo cada vez mayor'.

La Administración estadounidense ha dado un gran paso hacia esa meta comunicando al Congreso su intención de comenzar a negociar un Acuerdo de Libre Comercio y Desarrollo de Suráfrica (Saftda), con Suráfrica, Botsuana, Lesotho, Namibia y Suazilandia.

Estas negociaciones abren un nuevo camino y están muy próximas a nuestras nuevas conversaciones con cinco naciones de América Central y con Marruecos. A finales de este año esperamos haber realizado acuerdos de libre comercio con Chile y Singapur. Y el presidente acaba de anunciar una iniciativa para crear un marco para posibles acuerdos de libre comercio con países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean).

La propuesta de reforma agrícola de EE UU en las negociaciones de la OMC eliminaría 100.000 millones de dólares en subvenciones en todo el mundo

Estados Unidos está utilizando en negociaciones mundiales, regionales y bilaterales la velocidad adquirida con la aprobación de la Ley del Comercio de 2002 para abrir más los grandes mercados de hoy en Europa, Japón, China y Australia a los agricultores, los obreros y las empresas estadounidenses. Pero el presidente Bush ha ordenado que también tendamos la mano a los muchos países en desarrollo que luchan por ganar una posición económica. Estas son las oportunidades de crecimiento de mañana.

Como parte de la nueva Ley del Comercio, hemos realizado enmiendas, iniciando un comercio con las economías en desarrollo, libre de aranceles y estimado en 20.000 millones de dólares.

Estamos ejerciendo presión en la Organización Mundial del Comercio para abrir mercados agrícolas, vitales para el crecimiento en las naciones en desarrollo, y emplear la flexibilidad de las normas internacionales sobre la propiedad intelectual para ayudar a los países más pobres a tratar epidemias como el sida.

Estamos llevando a cabo negociaciones con países en desarrollo en nuestro propio hemisferio para crear la zona de libre comercio mayor del mundo, el Área de Libre Comercio de América.

La nueva agenda comercial americana es útil para nuestros intereses relacionados con la seguridad. La ofensiva contra el terrorismo requiere nuevos enfoques sobre el modo de abordar los retos mundiales de la pobreza y la miseria. Por supuesto, el origen del terrorismo no es la pobreza; creer eso supone ofender a las personas que en todo el mundo luchan por superar las dificultades.

Las raíces del terrorismo se encuentran en la profunda maldad y el fanatismo ideológico. Pero no hay duda de que las sociedades fragmentadas, que son pobres, en las que la esperanza no tiene sentido, se convierten en terrenos fértiles que pueden servir de refugio a los terroristas. Así que todos nosotros tenemos intereses en el desarrollo y la democracia.

Los nuevos acuerdos comerciales unen a Estados Unidos con pueblos más allá de sus fronteras, pudiendo así estimular las reformas que ayudarán a sentar las bases para el desarrollo a largo plazo en las sociedades abiertas, lo que incluye:

El Estado de Derecho. Los acuerdos comerciales fomentan el desarrollo de contratos aplicables y del gobierno justo y transparente y ayudan a poner al descubierto la corrupción.

Los derechos de la propiedad privada. Son un ingrediente necesario para el desarrollo económico porque fomentan el ahorro, la inversión, el intercambio y la empresa. Los acuerdos comerciales sirven de apoyo a los derechos de la propiedad porque salvaguardan el derecho a establecer negocios, garantizan que las inversiones no serán destinadas de forma arbitraria, apoyan la privatización y fomentan la industria del conocimiento.

Competencia. El libre comercio fomenta la competencia, sello de las economías prósperas. Los países en desarrollo sufren en manos de las élites que se aferran a su posición privando al ciudadano medio de bienes y servicios más baratos y de mejor calidad que se pueden obtener por medio de la competencia. Los acuerdos de libre comercio atacan a los sistemas de concesión de licencias manipulados, los monopolios estatales y las oligarquías que mantienen productos asequibles lejos de los anaqueles de las tiendas.

Reformas de sectores. Los acuerdos comerciales impulsan reformas en el mercado, en sectores desde el comercio electrónico a la agricultura. Por ejemplo, en nuestras conversaciones con Marruecos sobre nuestro acuerdo de libre comercio, estamos examinando el modo de trabajar con el programa del Banco Mundial para este país para reestructurar su sector agrícola. Estados Unidos también ha presentado una emprendedora propuesta de reforma agrícola en las negociaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que eliminaría 100.000 millones de dólares a nivel mundial en subvenciones agrícolas que desvirtúan el comercio y conducirían a mejores políticas agrícolas tanto en los países desarrollados como en aquellos en desarrollo.

Integración regional. La lección de la Unión Europea y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es que la ubicación importa, en economía como en política. Por tanto, mientras nos preparamos para las negociaciones de acuerdos de libre comercio con democracias en América Central y del Sur, exploraremos el modo en que podemos apoyar una integración regional provechosa y promover los grupos de crecimiento.

Unir comercio y ayuda. Este año, Estados Unidos está empleando 638 millones de dólares para ayudar a los países en desarrollo a establecer la capacidad de participar, llevar a cabo y beneficiarse por completo de las negociaciones comerciales. La Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid) y el Banco Interamericano para el Desarrollo han sido nuestros socios cooperando en este nuevo enfoque sobre comercio, ayuda y desarrollo.

En el fondo, el libre comercio supone libertad. Este valor está en el centro de nuestra amplia agenda de reforma y desarrollo. Igual que la política económica estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial ayudó a establecer la democracia en Europa occidental y Japón, la actual agenda de libre comercio abrirá nuevos mercados para Estados Unidos y reforzará las democracias frágiles en América Central y del Sur, África y Asia.

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