Las Bolsas vuelven a depender de los indicadores adelantados
Dificultad y riesgo son consustanciales a la inversión en Bolsa, dicen los clásicos. Por eso, los manuales se equivocan con frecuencia. Lo más leído desde siempre es que, cuando los tipos de interés bajan, las Bolsas suben, y al revés. Desde marzo de 2000 los tipos de interés han caído con fuerza. Las Bolsas también. ¿Qué significado tiene, así, el último y categórico recorte de tipos de interés en Estados Unidos? ¿Se producirá el ansiado trasvase de dinero hacia la Bolsa desde el burbujeante sector inmobiliario o desde el explosivo mercado de bonos?
Los grandes estrategas, los que se han distinguido siempre por la frialdad en el análisis, van, como siempre, más allá del circo cortoplacista, ahora con la representación de unos tipos de interés en los niveles más bajos de los últimos 40 años. Estos expertos insisten en que la crisis económica, financiera y bursátil actuales no tiene precedentes ni admite comparaciones. Ni los tiempos son los mismos ni los participantes en el mercado ni, por supuesto, los instrumentos que se emplean para hacer transacciones. Este último aspecto es especialmente interesante dado el papel fatídico que han ejercido en las crisis más recientes los fondos de alto riesgo (hedge fund) y las operaciones con derivados.
Para los estudiosos, las autoridades deberían ponerse a trabajar con urgencia, porque gran parte de la crisis bancaria actual, que es lo que más preocupa a los bancos centrales, incluso más que el deterioro de las expectativas económica y de confianza, emana de este fenómeno.
Por ello, hay quienes recalcan que la enésima vuelta de tuerca a los tipos de interés pretende curar las heridas de la banca de negocios. Para ello es necesario que entre los tipos cortos y los largos exista una diferencia razonable. Los bancos se endeudarían a corto y se posicionarían a largo.
Hay estudiosos, no obstante, que analizan las cosas de otro modo, con ejemplos más simples. Los resultados del S&P han reflejado una mejora promedio del 9%. El crecimiento, dicen, es incapaz de sustentar las valoraciones actuales de las Bolsas estadounidenses. O bajan éstas o mejoran con más fuerza los beneficios futuros. Las circunstancias actuales son más favorables al primer supuesto que al segundo.
Esta especial encrucijada mantendrá altos los niveles de volatilidad en las próximas semanas, porque las Bolsas volverán a depender de los indicadores adelantados, al ser los únicos que pueden arrojar algo de luz sobre el estado de salud de la economía y de las empresas. La valoración vuelve a ser clave en la Bolsa.