Ejecutivos en libertad vigilada
Los escándalos financieros han originado gran número de normas sobre el gobierno de las empresas. Los directivos, que se sienten bajo sospecha, manifiestan su desconcierto
Los escándalos de Enron, Worldcom y Vivendi, y en España Gescartera, han puesto bajo el mismo paraguas y con el cartel de sospechosos a todos los ejecutivos. Y no se puede hacer el mismo traje para todas las compañías ni para todos los ejecutivos'. Quién así se expresa es el director general del IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa), Jordi Canals, quien califica de un tanto excesivas tantas recomendaciones y códigos de gobernabilidad que se están presentando en los últimos meses. El último, presentado el miércoles por el vicepresidente segundo del Gobierno, Rodrigo Rato, y el ministro de Justicia, José María Michavila, ha sido el borrador del nuevo Código de Sociedades, que crea un régimen especial para las sociedades cotizadas e impone que un tercio de sus consejeros sean independientes. Entre los topes que fija el futuro código, se establece que el límite de edad para ser miembro de un consejo es de 70 años y se prohíbe estar en más de tres consejos.
En Europa, para evitar escándalos financieros, se ha presentado esta semana el informe Winter sobre gobierno corporativo, con el que se pretende exigir a las empresas cotizadas una descripción anual de sus prácticas corporativas. Asimismo, debe figurar en la memoria de la empresa los sueldos de los ejecutivos y sus participaciones en planes de opciones sobre acciones tienen que ser autoriazadas por la junta de accionistas. El Gobierno español tiene en marcha, además, la comisión Aldama, que esbozará las medidas necesarias para aumentar la transparencia de las empresas y proteger de esta manera al inversor.
Todas estas medidas y el exceso de recomendaciones sobre el buen gobierno de las empresas, según explica un abogado que prefiere mantenerse en el anonimato, tienen abrumados y desconcertados a los ejecutivos. 'Parece que todos son delincuentes, y esto no es así. No se pueden establecer las normas a golpe de escándalo. Se tenía que haber previsto con antelación y haber hecho una reforma seria y profunda, que llegara hasta el Parlamento tal y como se ha hecho en otros países europeos, sobre la gobierno de las empresas', explica este abogado.
'La panacea no está en los códigos de buen gobierno, sino en los criterios de gestión y de dirección de las empresas', asegura Jordi Canals
Lo que sí hay que pedir a los consejos de administración y a los directivos, añade Jordi Canals, son criterios de transparencia. 'La panacea no se encuentra en los códigos de buen gobierno, sino en los criterios de gestión y dirección de las empresas', explicó Canals durante la presentación de la asamblea anual de antiguos alumnos del IESE.
Y agregó que la vía para que una empresa pueda avanzar es tener un buen equipo cohesionado de personas honestas. Muy prudente, señaló tener ciertas dudas sobre la eficacia de los códigos de gobierno corporativo. 'La compañía que cumplía con todas las formalidades de gobierno corporativo era Enron, donde la mayoría de sus consejeros eran independientes. Podemos empeñarnos en reformar todos los órganos de gobierno, pero lo que debemos hacer es construir compañías mejores, que creen talento e innoven', apuntó Canals.
En opinión de Carlos Cortés, presidente de la empresa de búsqueda de directivos Neumann International y que a partir de ahora se dedicará también a la búsqueda de consejeros independientes, es positivo el fortalecimiento del consejo de las organizaciones anónimas. 'Pero malo es que el tema de los escándalos financieros originen una visión de los consejos de administración como controladores. Los órganos de gobierno tienen que diseñar e implementar estrategias, pero no convertirse en controladores', explicó Cortés, para quien el consejero independiente, tanto como los dominicales y los directivos tienen que perseguir como objetivo común la buena marcha de la compañía a corto, medio y largo plazo.
Tomás Garicano, profesor del Instituto de Empresa y uno de los autores del informe del gobierno corporativo en el que han participado, entre otros, representantes de Merrill Lynch, Spencer Stuart, Coca-Cola, IBM o Lucent Technologies, opina que se está exagerando. 'Desgraciadamente, en el gobierno corporativo se funciona a golpe de escándalo'. Garicano opina que los ejecutivos españoles, en general, 'se han comportado bien, otra cosa es que puedan mejorar'.
Coincide Garicano con la opinión que tienen muchos ejecutivos de que ahora todos están bajo sospecha. 'Parece que todos son estafadores y que los sistemas no funcionan. Lo que hay que mejorar son algunos aspectos del gobierno corporativo. No se puede poner en duda los sistemas y las organizaciones', explica.
Recomendaciones
Entre las recomendaciones que incluye en el informe presentado hace dos semanas en el Instituto de Empresa, señala que no es conveniente que coincida la figura del presidente y del máximo ejecutivo. 'No es bueno el exceso de poder'. Como tampoco es bueno, prosigue el profesor de esta escuela de negocios, el exceso de regulación. 'Hay algunas cuestiones que deben ser reguladas legislativamente, como por ejemplo que el presidente del consejo de administración y el máximo ejecutivo no sean la misma persona', agrega Garicano.
Para el presidente de la empresa de ingeniería Sener, Jorge Sendagorta, las empresas deben invertir más en personas que en procedimientos. Esto es, poner menos énfasis en normas y organización y más en los factores humanos que hacen que las organizaciones funcionen bien. 'Es complicado escribir y decidir qué es lo correcto y qué no. Las cosas funcionan bien cuando en el consejo de administración hay confianza para que haya transparencia', agrega este ejecutivo.
El responsable en España de la empresa de energía RWE, Baldomero Falcones, señala que el problema no se resuelve si no existe un trasfondo de lo que es la empresa, de la manera de actuar del ejecutivo. 'No se trata sólo de crear una ley, sino de educar y crear una sociedad que proteja y defiende a los que tienen valores'. Señala, además, que en los temas de buen gobierno de las empresas 'todo el mundo opina, y existen muchas recomendaciones sobre este asunto que parten de los escándalos originados en Estados Unidos, 'donde existía una normativa importante y se ha dado un incumplimiento del sistema legal'. Lo que sí existe, opina este directivo, es una dejación de responsabilidades. 'Por ello, hay que buscar fórmulas de transparencia y exigencia de responsabilidades y desarrollar situaciones de equilibrio dentro de las empresas'.
'Parece que ahora descubrimos el Pacífico'
El Gobierno acaba de presentar una reforma del código de sociedades, que impone normas al gobierno de las empresas. Anteriormente, en España sólo existían las recomendaciones del código Olivencia. Pero en Alemania se rigen desde hace años por un modelo dual, que se compone de un órgano de control y otro de dirección. En Francia existe un único órgano, que tiene separados el estatuto de control del estatuto del consejero de dirección. En Italia se da la oportunidad de elegir entre el modelo alemán o francés. 'Ahora parece que en España descubrimos el Pacífico. En vez de mirar lo que se ha hecho en otros países, nosotros nos centramos sólo en los consejeros independientes', explica un abogado.
Baldomero Falcones: 'Hay un exceso de opiniones'
Para el representante en España de RWE, Baldomero Falcones, es necesario contar con ejecutivos bien formados y éticamente responsables con las empresas y la sociedad. 'No hay más remedio que establecer fórmulas que eviten, dificulten y exijan responsabilidad en el gobierno de las empresas'. Falcones señala que es necesario crear situaciones de respeto y una sociedad en la que el valor no sea el de ganar dinero a corto plazo. Sólo con la normativa, explica Falcones, no se resuelve todo. 'Hay un exceso de recomendaciones y tampoco hay que caer en los tópicos de los consejos independientes. Los consejos tienen que estar equilibrados'. Para Falcones no es malo que haya informes sobre buen gobierno, 'porque sensibiliza a la sociedad. Hay que crear una sociedad que diga al ejecutivo que robar es malo'.
Antonio González Adalid: 'No a las normas que coarten'
El presidente de Enagás, Antonio González Adalid, es contrario a las normas y restricciones que coarten. 'En las multinacionales, cada vez cuesta más que la gente se apunte como consejero independiente', explica González Adalid, quien señala que existe un alejamiento entre el mundo ideal de las normas y el mundo real. Lo que sí indicó durante su presentación esta semana en la asamblea del IESE, escuela de la que es antiguo alumno, fue la necesidad de crear estructuras lo suficientemente sólidas para dar mayor confianza y transparencia. González Adalid cree que los ejecutivos han de ser más responsables. 'Por tanto, desde la sociedades tenemos que tener cierta sensibilidad y hacer que seamos todos más responsables, pero sin normas ni restricciones que coarten'.
Juan Miguel Antoñanzas: 'La ley es poco aplicable'
No es deseable que una sola persona tenga todo el poder dentro de una compañía. En la opinión de Juan Miguel Antoñanzas, que acaba de incorporares como asesor a la empresa de búsqueda de directivos y de consejeros independientes Neumann International, existen y existirán operaciones de pseudomaquillaje, aunque, asegura, existe una gran porcentaje de ejecutivos y empresarios que entienden que ha llegado la hora de cambiar. Según Antoñanzas, no es bueno poner demasiadas limitaciones, pero sí es necesario crear normas de obligado cumplimiento. 'Son preferibles a las leyes, que son poco aplicables. Prefiero las normas de autogobierno. Un exceso de regulación, y ahora con Europa mucho más, puede enloquecernos'. Y propone incluir, por ejemplo, en las memorias las normas de autogobierno.