Bush destituye en la noche electoral a Pitt, el regulador de Wall Street
Permaneceré en el cargo mientras que el presidente mantenga la confianza en mí', decía Pitt estos días. El martes por la noche y tras haber cancelado todos los actos que tenía previstos para ese día, Pitt envió una carta al presidente con su decisión tomada y ofreciendo permanecer en el puesto de forma interina hasta que se encuentre un sucesor.
La lista de candidatos es larga, de dos dígitos, pero entre ellos destaca Richard Breeden, consejero recién nombrado del BBVA. La portavoz de la Casa Blanca, Claire Buchan, negaba que el presidente hubiera solicitado a Pitt su renuncia, aunque sí la había aceptado.
Y es que en el Gobierno de Bush empezaban a estar incómodos con las situaciones creadas por Pitt, un abogado que ha defendido en numerosas ocasiones a empresas auditoras y al que se acusaba de carecer del tacto político tan necesario en Washington.
La lista de situaciones que han minado su reputación es larga. Empezando por su estrecha relación con Andersen, la compañía auditora que se vino abajo con el caso Enron. Después trascendieron sus reuniones con los auditores de Xerox (KPMG) en plena investigación sobre la compañía. Y más tarde llegaron las críticas de Pitt al órgano autorregulador de los auditores, que terminó por desaparecer.
Con este currículo, pidió en julio elevar su puesto (y su sueldo) a secretario de Estado. Mientras, el fiscal de Nueva York, el demócrata Eliot Spitzer, le dejaba sin argumentos en la gestión de las crisis de confianza. Pero lo que realmente le ha dejado fuera de la silla del regulador de los mercados ha sido la elección de William Webster como presidente del comité de auditoría de la SEC.
Webster, de 78 años, ex presidente de la CIA y el FBI, era el candidato favorito de la Casa Blanca y Pitt lo patrocinó frente al gestor de fondos y académico John Biggs. Pero a Biggs se le miraba con recelo por parte de la industria de la auditoría, y los republicanos impusieron su mayoría en la comisión eligiendo a Webster hace dos semanas. Los demócratas criticaban la falta de experiencia de Webster para el puesto. Pero estaban equivocados. Como él mismo reconoció a Pitt antes de la votación, estuvo en la comisión de auditoría de una empresa (US Technologies), ahora procesada por fraude. El hecho de que Pitt no lo comunicase ha sellado su destino. Ahora se espera que también Webster dimita.
Desde que Pitt tirase la toalla se baraja una larga lista de nombres para sustituirle. Uno de los más conocidos es el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, quien tiene un amplio currículo en labores contra el delito de cuello blanco durante su etapa como fiscal.
Además de Giuliani y Breeden están James Doty, un abogado de Wall Street que también lo fue de la familia Bush cuando explotó el asunto Harken Energy, y Frank Zarb, ex presidente de Nasdaq.