Una situación dirigida por los técnicos
Técnicos y expertos en el arte de la especulación a corto plazo dominan la situación actual de los mercados de acciones en el mundo. El inversor final sigue ausente y atrapado a precios sensiblemente más altos que los actuales. Por eso, éste no influye ni al alza ni a la baja. Los índices se mueven detrás de los derivados. Sólo cuando entre dinero de verdad en las Bolsas, los términos se invertirán y serán, así, los derivados los que caminen detrás de los índices.
La facilidad con que las Bolsas cambian de pareja en este baile singular sólo tiene la explicación de la técnica que esgrimen los expertos en el manejo de los diferentes productos que pululan alrededor de las acciones.
Hace menos de un mes los principales índices bursátiles del mundo marcaron los niveles más bajos del año dentro de un ambiente deprimido. No se veía la luz al final del túnel. Ahora, las cosas, al menos en las cotizaciones, han cambiado de manera radical.
Lo que se preguntan los analistas más fríos es si la mejora relativa que se ha dado en algunos componentes extrabursátiles es suficiente en sí misma para generar un clima de mayor animación. Las buenas nuevas se encuentran en unos resultados empresariales que no han sorprendido, aunque siguen siendo poco vigorosos; en la desaparición de las tensiones bélicas entre Estados Unidos e Irak, con el consiguiente impacto positivo en el precio del barril del petróleo, y en una percepción de que tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo pueden recortar los tipos de interés.
Por contra, la actividad económica se encoge, la maquinaria del crecimiento económico se oxida en las economías más desarrolladas y aumenta el número de desempleados.
Las combinaciones, por tanto, perjudican en teoría a las Bolsas, pero éstas niegan la mayor, porque hoy, como ayer, quizá como mañana, todo es pura técnica al alcance de pocos.