El futuro Gobierno turco reitera su compromiso con la UE y el FMI
El sólido triunfo electoral cosechado el domingo no impidió que el líder del AKP, Recep Tayip Erdogan, se apresurara ayer a enviar mensajes de tranquilidad a los mercados y a los poderes occidentales. El primer movimiento de Erdogan ha sido anunciar el envío inmediato de delegados a la UE y la visita inminente a Grecia. En el encuentro se tratará el contencioso de Chipre, dividido entre Turquía y Grecia, uno de los factores que bloquea el acceso turco a la UE. Otro tema diferente es Irak. El número dos del AKP y posible primer ministro, Abdulá Gul, se ha pronunciado a favor de una solución 'pacífica' de la crisis.
El AKP obtuvo el 34% de los votos, lo que le garantiza unos 360 de los 550 asientos del Parlamento. Otros 180 serán para el Partido Republicano del Pueblo (CHP), y el resto, para candidatos independientes. Erdogan no podrá ejercer de primer ministro, al estar suspendido de actividad política. El AKP debe moderar su discurso para evitar ser suspendido por el poderoso Ejército, como sucedió en 1996 con el Partido Islámico de la Virtud, germen del AKP.
El máximo favorito para ocupar la cartera de Economía, Ali Coskun, afirmó ayer que el Gobierno quiere renegociar el acuerdo con el FMI, pero que la prioridad es cumplir con las reformas acordadas con la entidad: reforma de impuestos, nuevos despidos de empleados públicos y privatización de empresas clave del sector público.
Las primeras reacciones del mercado han sido positivas. El banco estadounidense Goldman Sachs publicó ayer un informe en que celebra las declaraciones 'a favor del mercado' realizadas por los dirigentes del AKP, pero advierte de la inestabilidad que generan los procesos legales que pesan sobre el partido y su líder. La Bolsa también acogió positivamente el resultado y registró un alza superior al 6%. El dólar pasó a cotizarse a 1.675.000 liras, frente al 1.697.600 del viernes.
Pero la situación está lejos de ser positiva. La dependencia del FMI es total. El peso estratégico de Turquía impulsó este año un acuerdo con el Fondo, el tercero desde 1999, por un valor de de 16.000 millones de dólares (una cantidad similar en euros).
Turquía sufrió en 2001 una contracción del PIB del 7,4%, este año se espera una expansión de algo más del 2%. A una tasa de desempleo superior al 20% se une una inflación del 35% y una depreciación de la lira del 50%. Además, los tipos de interés reales superan el 30%.
El Gobierno está asfixiado por la deuda: 85.000 millones de dólares en deuda interna y 116.000 millones en deuda externa. Las obligaciones hasta final de año son de 18.600 millones de dólares. La aprobación del FMI de un nuevo desembolso de 1.600 millones de dólares se presenta crucial. El deterioro económico ha precipitado la debacle del anterior Gobierno. Ninguno de los tres partidos de la coalición obtuvo escaños en las elecciones del domingo pasado.
Bases de la OTAN
Turquía alberga las mayores bases de la OTAN en Europa y su participación se presenta vital en la guerra que EE UU quiere liderar contra Irak. En la anterior guerra del Golfo, la base sureña de Incirlik jugó un papel clave que volvería desempeñar esta vez.
Las nuevas reticencias de Turquía arrojan sombras sobre la ofensiva, sobre todo tras el inesperado rechazo de Arabia Saudí a que EE UU utilice sus bases contra Irak. El ofrecimiento de Kuwait a la Casa Blanca no garantiza la infraestructura suficiente para un ataque a gran escala.