ABB se hunde en Bolsa por los malos resultados y la crisis del amianto
El fabricante de bienes de equipo sueco-helvético ABB se desplomó ayer en Bolsa tras anunciar a última hora del lunes que abandonaba su objetivo de cerrar el año con beneficios, debido a la persistente debilidad de los mercados y al escaso impacto de los recortes de costes, según la compañía. Además, la empresa señaló que podría presentar la suspensión de pagos en su filial estadounidense Combustion Engineering, debido a que las sanciones a que puede llevar la utilización del amianto en Estados Unidos sobrepasan, con creces, el valor de los activos de la compañía.
La empresa suiza perdió cerca de un 50% en los primeros minutos de negocio, una caída que se intensificó a medida que avanzaba la sesión, hasta cerrar con un recorte del 61,82%, hasta los 2,05 francos suizos.
El precio de los bonos de ABB también registró una fuerte caída el martes, con un recorte entre el 45% y el 50% de su valor facial. Moody's ha puesto en revisión, con perspectivas de rebaja, la emisión de parte de la deuda a largo plazo del grupo industrial.
La empresa, tras anunciar la revisión a la baja de los resultados, no quiso facilitar una previsión de vuelta a los beneficios, ya que perciben que la duración y el momento de su recuperación siguen siendo inciertos. Sí indicó que el endeudamiento neto del grupo se reducirá hasta 1.500 millones de dólares a finales de año, gracias principalmente a la venta de la división financiera y de otras cesiones. A finales de junio, la deuda del grupo se situaba en 5.200 millones.
'Las señales de un nuevo arranque presente en el primer semestre no se han confirmado. En consecuencia, nosotros debemos revisar a la baja nuestra previsión de rentabilidad', indicó el presidente de ABB, Jürgen Dormann.
Demandas
La compañía, además, había restado importancia hace un mes al problema del amianto, al señalar que las provisiones por posibles responsabilidades serían de unos 470 millones de dólares. Sin embargo, el lunes dijo que era imposible calcular el riesgo, pero que las posibles responsabilidades excedían el valor en libros de la filial estadounidense en 812 millones.
La amenaza de bancarrota parece ser una respuesta directa a la imposibilidad de llegar a un acuerdo político o judicial sobre la crisis del amianto.
La empresa se encuentra en pleno proceso de reestructuración en el que despedirá a un total de 12.000 empleados, un 8% de la plantilla.