La carestía de los pisos hace perder a Madrid y Barcelona 595.000 habitantes
Sólo las dos grandes urbes pierden 468.838 habitantes en 20 años. Lo que ocurre es que a esta disminución de población hay que añadir la que comienza a detectarse también en el primer gran cinturón metropolitano de la capital catalana.
Entre Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma de Gramenet, Badalona y Cornellà de Llobregat, que están físicamente pegadas a la capital, pierden otros 120.000 habitantes, fenómeno que todavía no se ha producido en la primera gran corona de Madrid. Por contra, según las cifras que ha facilitado el Instituto Nacional de Estadística (INE), entre los 50 municipios que más población han ganado se encuentran 17 madrileños y dos barceloneses: Sant Cugat del Vallès y Castelldefels.
Además, otro fenómeno que llama la atención es comprobar cómo mientras en el caso de Barcelona la población que pierde la capital ha sido ganada por numerosas localidades que registran incrementos de habitantes muy moderados, en el caso de Madrid sólo una localidad, Fuenlabrada, absorbe la mitad de la población que pierde la capital. El resto de las 16 localidades madrileñas que más crecen logran casi 600.000 habitantes más.
Transformación
Nunca un solo factor es capaz de explicar en sí mismo la transformación tan profunda que han experimentado muchas de las localidades objeto de este estudio. Según los expertos consultados tres son los fundamentales: el precio de la vivienda en las dos grandes capitales (en Madrid se ha encarecido más del 300% desde 1981 y en Barcelona casi un 400%), la marcha de muchas grandes empresas a la periferia, con el consiguiente incremento de la oferta laboral, o la mejora de la red de transporte han propiciado que lo que hace décadas eran sólo ciudades dormitorio hoy se hayan constituido en poblaciones con todos los servicios y, en algunos casos, fuerte presencia industrial.
Unido a esto, la masiva llegada de inmigrantes ha provocado que la caída de habitantes de Madrid y Barcelona no haya sido aún mucho más significativa.
Según la economista Carme Trilla, colaboradora del Patronato Municipal de la Vivienda de Barcelona, 'la ciudad pierde población más que por el precio de la vivienda, por la falta de oferta'. 'La ciudad está muy acotada urbanísticamente y, como consecuencia de ello, de las 8.000 o 9.000 viviendas nuevas que se deberían construir cada año, no se superan las 5.000 en el mejor de los casos'. En opinión de Trilla, 'lo que selecciona el precio es quien se va: los que no pueden pagar'.
Esta tendencia, que Trilla cree 'irreversible', provoca un progresivo envejecimiento de la población. Los expulsados suelen ser los jóvenes que acceden a su primera vivienda y las parejas jóvenes con hijos que necesitan viviendas más grandes y a un precio más asequible del que pueden encontrar en la capital. Aunque se inició en Barcelona, esta tendencia ya no es exclusiva de la capital catalana y en los últimos años se están despoblando las localidades limítrofes de la primera corona metropolitana. Esto explica la pérdida de población de Hospitalet, Badalona o Santa Coloma, entre otras, con un índice de construcción de pisos 'bajísimo, de entre una y dos viviendas por cada 1.000 habitantes', argumenta la economista.
Según el INE, la comarca del Barcelonès ha perdido entre 1996 y 2001 un total de 26.076 habitantes. Esta pérdida se ha visto compensada con el incremento que han experimentado otras comarcas limítrofes: Baix Llobregat (48.481 habitantes más), Vallès Occidental (46.244 habitantes), Maresme (36.823 habitantes) o Vallès Oriental (36.305 habitantes), que son las que más han crecido de Cataluña en términos absolutos.
En términos relativos, no obstante, las que más han crecido son las de Girona, con un 9,2%. El crecimiento medio de toda la zona metropolitana (que compensa la caída de la primera corona con el crecimiento de la segunda) ha sido del 3,8% en este periodo.
Los servicios pasan factura a la industria pesada
Además del fuerte tirón que experimentan los municipios del cinturón metropolitano madrileño, destacan los aumentos de población de las localidades del litoral mediterráneo.Baste como ejemplo que sólo de la provincia de Málaga, además de la capital, se incluyen entre las localidades que más población han obtenido en las dos últimas décadas Marbella, Mijas, Benalmádena, Fuengirola y Estepona. Otro de los casos de crecimiento más espectacular lo ha protagonizado el municipio sevillano de Dos Hermanas, que de una población en 1981 de 57.548 habitantes ha pasado a contar con un censo de 101.988 personas. Torrevieja también experimenta un avance espectacular al aumentar su población de los 12.321 habitantes de hace 20 años a un total de 50.953. En esta ocasión, es uno de los ejemplos más claros de la expansión urbanística de los últimos años. Además del importante peso que el turismo ha cobrado en las economías de las regiones bañadas por el Mediterráneo, la agricultura aún es también un nicho importante de oferta de empleo, mano de obra que, sobre todo en los últimos años, ha sido cubierta mayoritariamente por inmigrantes. Por contra, la cornisa cantábrica, que hace 20 años era el centro de la industria pesada española y por ello fue en su día destino de muchos españoles procedentes de otras áreas más desfavorecidas, ha sido la zona más castigada por los nuevos flujos migratorios. Mieres, Langreo, Ferrol, Eibar, Sestao o Avilés, entre otros, son los pueblos que más habitantes han perdido.