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Lealtad, 1

Dónde está escondido el inversor final

Los derivados y las operaciones por cuenta propia dominan hoy, como ayer, el escenario operativo de las Bolsas del mundo. El inversor final sigue escondido, con gran parte de su patrimonio atrapado a precios sensiblemente más altos y posiciones restantes invertidas en ladrillos o, también, en liquidez.

Los operadores más viejos de la Bolsa española cuentan en los cenáculos que el movimiento histérico, ora a la baja, ora al alza, aleja aún más al inversor final de los mercados. Es más, el proceso se ve ampliado por el movimiento de los grandes valores, los más capitalizados, convertidos ahora en chicharros y con oscilaciones diarias del 10%.

Los analistas más fríos añaden que no hay cartera de Bolsa que se precie de tal que aguante el ritmo de esta marabunta. Por eso, los derivados, las operaciones por cuenta propia y los altamente apalancados y peligrosos hedge funds hacen y deshacen posiciones a su antojo. Por eso los índices repuntan o descienden sin tregua.

El origen del movimiento alcista actual estuvo precisamente en la compra apresurada de posiciones cortas por parte de los fondos de alto riesgo y de los grandes especuladores con futuros. Lo mismo que las ventas de derivados tumbaron los índices, las propias recompras los han impulsado.

En el festival que comenzó en la recta final de la semana pasada se suceden, al mismo tiempo, grandes diferencias entre unos sectores y otros y entre unos valores y otros dentro de un mismo sector. Los resultados mandan, pero influyen más las previsiones de futuro.

En este carnaval no está de más, según algunos expertos, insistir en si los resultados de las empresas cotizadas en Wall Street son capaces de soportar valoraciones estratosféricas. El riesgo, por tanto, sigue siendo el mismo, porque los mercados estadounidenses no han corregido.

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