Vodafone agita las 'telecos'
Vodafone ha vuelto a tomar la iniciativa. Ayer dio un nuevo golpe de efecto al anunciar una espectacular oferta para hacerse con el control de Cegetel, la segunda compañía de telecomunicaciones francesa, detrás de France Télécom. El grupo que preside Chris Gent está dispuesto a invertir más de 13.000 millones de euros para hacerse con el 85% de Cegetel que no controla y poner así la guinda a su década larga de años de presencia en Francia. Con ello, además, refuerza su posición como uno de los líderes del mercado mundial de las telecomunicaciones.
De momento, Chris Gent ha logrado que secunden sus planes tanto la británica BT como la estadounidense SBC. Por el 41% de Cegetel que suman ambas, Vodafone desembolsará 6.300 millones en efectivo. La segunda parte de la oferta consiste en tratar de comprar el 44% de Cegetel a Vivendi Universal por 6.770 millones. El grupo francés, que atraviesa una profunda crisis tras los excesos de la era Messier, aún no se ha pronunciado. Es más, tiene derecho a bloquear el conjunto de la operación igualando o mejorando la oferta de Vodafone. Una opción harto improbable debido a la crítica situación financiera del grupo que ahora dirige Jean-René Fourtou.
No obstante, hay dos elementos que van a pesar en la decisión definitiva de Vivendi Universal. En primer lugar, Cegetel es uno de sus negocios auténticamente boyantes y capaces de generar recursos. La duda es si lo más urgente ahora es reducir la ingente deuda que acosa al grupo o no. En segundo lugar, Vivendi es el último reducto nacional del segundo grupo de telecomunicaciones francés. Y Vodafone ya sabe lo que es enfrentarse a una oposición nacionalista, puesto que ya tuvo que acometer una dura batalla en Alemania cuando adquirió Mannesmann.
Pero detrás de esta gran operación hay mucho más. Vodafone ha agitado un mercado que parecía absolutamente muerto. La últimas noticias de las grandes operadoras, tanto europeas como estadounidenses, han girado, indefectiblemente, en torno a fuertes pérdidas, a crisis derivadas del fiasco del UMTS, al paulatino incremento de la deuda financiera o a los drásticos recortes de plantilla.
La arriesgada operación del equipo que capitanea Gent sitúa a Vodafone en posición inmejorable para manejar en todo el mundo, en una situación de predominio, el negocio de la telefonía móvil, su auténtica especialidad. Presente en 30 países repartidos por los cinco continentes, 229 millones de clientes y el balance, al menos sobre el papel, más saneado del sector refrendan la posición ventajosa del grupo británico.
La pregunta a formular es si este paso adelante de Vodafone va a suponer un acicate para la competencia. Y si ello va a significar que asistamos de nuevo a grandes operaciones en un sector que, hasta hace unos cuantos meses, era el auténtico motor de los mercados mundiales.