Más allá de la reacción técnica
La confusión ha vuelto a instalarse en los mercados de acciones después del fuerte giro alcista desarrollado en las dos últimas sesiones de la semana pasada. El movimiento, no cabía esperar otra cosa, fue liderado por las Bolsas de EE UU.
La parroquia bursátil siente que ha perdido el norte y no sabe qué carta jugar. Hay quienes aconsejan entrar rápido en el mercado, porque la tendencia, dicen, ha cambiado después de casi tres años de caídas. Otros aconsejan aprovechar el repunte para vender las acciones que aún siguen en cartera y casi todos especulan sobre las referencias de última hora, si los mercados han tocado fondo o si, por el contrario, nuevas bajas determinarán nuevos mínimos.
Hay una lección clara, no obstante, en el último movimiento. Se trata del efecto manada, el ansia descontrolada de inversores, bolsistas y especuladores por subirse al carro de la abundancia sin mayores reparos. Por eso, la volatilidad es muy alta sin que, además, esté apoyada en cifras de actividad vigorosas.
Los analistas más fríos recomiendan ver y esperar y, en cualquier caso, no ir nunca detrás de los valores. Consideran, es más, que el alza súbita de los dos últimos días es puramente técnica. La recompra de posiciones cortas y el arbitraje con derivados explican la violencia alcista que algunas compañías experimentan en sus cotizaciones.
La rapidez con que se mueven los especuladores y los fondos de alto riesgo deja boquiabiertos a los espectadores del mayor circo del mundo. Lo mismo sucede cuando deciden vender futuros y apostar por la caída del mercado. Incrementos y pérdidas en los índices superiores al 3% es algo muy frecuente en los mercados de acciones desde junio.
Factor a considerar en los próximos días será, por lo demás, el aumento del número de empresas que ofrecerán los resultados del tercer trimestre.