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'Caso BBV'

Sáenz declara ante Garzón que los fondos ocultos eran 'cuentas de orden'

El actual consejero delegado del banco Santander Central Hispano (SCH), Alfredo Sáenz, aseguró hoy en la Audiencia Nacional que desconocía la existencia de las cuentas secretas que el BBV mantenía en paraísos fiscales, pese a que entre 1988 y 1993 fue consejero delegado y vicepresidente primero del BBV.

Fuentes jurídicas que asistieron a la declaración como testigo de Sáenz explicaron que el actual consejero del SCH negó haber tenido conocimiento alguno de las cuentas y también de las sociedades pantalla que hasta el 2001 mantuvo activas el BBVA y en las que llegó a acumular casi 225 millones de euros.

Cuentas de orden, no fuera de balance

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A preguntas del fiscal, David Martínez Madero, admitió que en una reunión del Consejo de Administración del BBV celebrada en 1993 se refirió a un dinero del banco "off-balance", pero precisó que la traducción al español de ese término es "cuentas de orden" y no "fuera de balance".

Con estas afirmaciones, Sáenz desmintió que tanto el Consejo de Administración como él mismo estuvieran al tanto de la existencia de las citadas cuentas secretas, puesto que las cuentas de orden son una partida legal en la que se incluyen los aspectos que no forman parte del activo ni del pasivo, como los avales.

Durante la media hora que estuvo ante el juez Baltasar Garzón, el consejero delegado del SCH también fue interrogado sobre la compra al Grupo KIO de un paquete de acciones propias por parte del Banco Vizcaya.

Sáenz relató que en 1987, el entonces presidente del Vizcaya, Pedro Toledo, le encargó que negociara con el Grupo KIO el precio al que estarían dispuestos a vender un elevado paquete de acciones que habían acumulado del propio Vizcaya.

Toledo le encomendó esta tarea porque en esos momentos ocupaba la presidencia de Banca Catalana -propiedad del Vizcaya- y en el consejo de esa entidad estaba Javier de la Rosa, el representante en España del grupo kuwaití.

Según sus explicaciones, Sáenz se limitó, junto a Angel Corcóstegui -entonces alto cargo del Vizcaya-, a pactar el precio de compra de esas acciones y no conoció cómo se desarrolló el resto de la operación, en la que el banco, según consta en el sumario, superó ilegalmente y sin comunicárselo al Banco de España el máximo de autocartera permitido.

Varias acusaciones consultadas al término de la declaración mostraron su contrariedad con las afirmaciones efectuadas por Sáenz, que coincidieron con las aportadas por Corcóstegui el pasado mayo, ya que a su juicio "es prácticamente imposible que no se enterara de nada con la responsabilidad que tenía en el banco en momentos tan clave".

Las defensas, sin embargo, destacaron la predisposición de Sáenz a contestar todas las preguntas que se le hicieron pese a que sólo había sido citado para explicar a qué se refería cuando habló de unos fondos "off balance" en un Consejo de Administración de 1993.

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