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Crisis

Los analistas se muestran más pesimistas sobre el futuro de la banca alemana

La semana pasada las agencias de calificación rebajaron los ratings de las principales entidades. Ayer mismo, Merrill Lynch volvió a recortar el beneficio previsto por acción de las tres principales entidades alemanas Deutsche Bank, Hypovereinsbank y Commerzbank. 'Los bancos alemanes están pagando sus deficiencias estructurales en un clima económico y empresarial de lo más complicado', comentaba ayer un analista de Merrill.

También el Financial Times en un artículo publicado el pasado fin de semana a toda página se pronunciaba en esa línea. El rotativo afirmó que 'la banca alemana está envuelta en un torbellino' y no descarta la posibilidad de una crisis bancaria sistémica en Alemania.

El esperanzador repunte en Bolsa de los títulos de los principales bancos alemanes a finales de la semana pasada, sobre todo de Commerz, se desvaneció ayer, con nuevas caídas alrededor del 4% que dan la razón a quienes vieron en aquel rebote poco más que una circunstancia temporal. Lo cierto es que en lo que va de año, los principales valores acumulan un descenso en torno al 50%. Estas caídas han mermado a su vez las reservas de las entidades, y han obligado a más provisiones, que se suman a las dotadas por los créditos fallidos.

'Parece exagerado hablar de crisis bancaria, pero la situación puede calificarse de ciertamente dramática'. Esta afirmación del economista jefe del Banco Central Europeo, Otmar Issing, que animaba a los bancos a comprar sus propias acciones para recuperar el aliento, es suficientemente reveladora de la preocupación existente por el futuro de la banca alemana. Y es que por más que los supervisores se hayan preocupado por tratar de ahuyentar el fantasma de una crisis de liquidez, cada vez hay más analistas que la creen posible, lo que arroja peligrosos nubarrones sobre la esperada recuperación en Europa.

La mayoría coincide en que el problema de la banca alemana está en la estructura del mercado doméstico: demasiados bancos y márgenes muy estrechos. En los últimos días tanto el presidente del Hypovereinsbank, Albrecht Schmidt, como el presidente de la Asociación de Banca Alemana, Rolf Breuer, han subrayado la necesidad de reducir el número de bancos y las plantillas. Y no les falta razón: en Alemania hay 515 filiales por millón de habitantes, frente a 252 en Gran Bretaña y 282 de EE UU.

En general, los responsables de los principales bancos alemanes ven en la reducción de costes la única receta posible para salir del túnel y recuperar la productividad. Los anuncios de despidos se han convertido en algo cotidiano. Así, entre los cuatro grandes, la factura de la reestructuración en términos de empleo ascenderá a 40.000 personas. Ayer mismo, el presidente del Hypovereins declaró que podría sumar nuevos despidos a los 9.100 ya anunciados.

Además, el negocio de los grandes bancos alemanes ha estado siempre muy centrado en la banca de inversión y corporativa, los dos segmentos que más han sufrido las consecuencias de esta crisis de los mercados. Otros competidores europeos, como franceses o españoles, la han sorteado con más capacidad gracias a contar con posiciones más sólidas en sus mercados nacionales. Una posición difícil para la banca alemana en un mercado copado en un 80% por cajas y bancos regionales. Esto influye en la rentabilidad: ninguno de los cuatro grandes tiene un ROE superior al 5%, un nivel que contrasta con ratios del 17,2% o del 12,8% en el BBVA o SCH.

Entre tanto, y en plena caída de la capitalización bursátil, su mayor vulnerabilidad ha destapado la rumorología sobre compras y fusiones. Hypo volvió a desmentir ayer la supuesta intención de comprar Commerz y dijo no estar preocupado por posibles opas hostiles. Pero las opciones están abiertas.

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